Archivo de la categoría: Opinión

PACO ARIZA, ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA

por José Javier Rodríguez Alcaide

Entrar al patio ajardinado del Real Círculo de la Amistad no es extrañamiento onírico que enseñoree el recuerdo de un antiguo segundo claustro pero es estar flotando en ambiente señorial. Allí di un abrazo, en el primer claustro, al pintor -escultor- ceramista Paco Ariza, hombre de pequeños ojos escrutadores, nada melancólico y casi místico. Acompañado de Juana y de su hijo, Paco no tenía prisa alguna ni le acuciaba la impaciencia , pues a sus 77 años de edad el se considera minúscula pieza del Cosmos. Habla como susurrando en algunos de sus soliloquios cuando contertulia y es silenciosamente insumiso y decidido a seguir experimentando sensaciones de creador. Sentado en la primera fila del Foro contemplaba el documental que Miguel Ángel Entrenas y José Cañete habían filmado sobre su persona, sita entre «el cielo y la tierra». Lo percibí placentero al dejar correr retazos de su vida entre la Almedina y el Molino, especie de hechizo que le invitaba a la indolencia y a la contemplación.

Había entrado en el Foro desde el claustro principal, tras atravesar el frondoso y arbolado jardín del Real Círculo de la Amistad, Liceo que recibe a los artistas con amistad, vieja hidalguía y obsequiosidad. Eran las ocho y media de la tarde y la luz del sol había desaparecido tras el toldo de nubes que se habían colocado sobre este lugar.
Los comentarios de Paco Ariza en el coloquio, tras la exhibición del documental, no eran borrosos sino penetrantes, producto de pensamientos profundos y graves rodeados de cierto halo de paz, alegres y alejados de la tristeza. Sus palabras adquirían solemnidad por su sencillez e importancia en su camino hacia sus silencios.

Para crear, Paco Ariza quiere estar solo en su huerto con sus olivos, porque la soledad hace madurar su originalidad, su audacia en la búsqueda de la belleza. A quienes no conozcan la soledad de la creación les parecerán absurdas, desproporcionadas y hasta ilícitas sus últimas composiciones pictóricas. Es verdad que de algunas de sus pinturas fluye la inquietud de su propia contradicción.

Conversó Paco Ariza, sin darle importancia, sobre su realidad, que a mí me parece trascendental, como si él muchas veces hubiera meditado sobre la enigmática vinculación de su libertad creadora y la del Creador del Cosmos, para que por esa vinculación pudiera surgir la belleza. Vi a un Paco Ariza feliz al expresar sus ideas, imágenes reveladoras de un sueño nada trivial e inservible. Me impresionó la imagen que tiene de la libertad creadora, aprisionada en una jaula a la que le falta un último barrote para ser convertida en prisión de su voluntad.

Paco Ariza, amigo desde nuestra niñez, tiene un caminar muy liviano, despacioso pero rondando la altivez que nace de su pudor casi infantil. Admiro en este artista el que de tanta su liviandad hayan podido fluir obras tan bellas.

P Ariza C Amistad

LA MARCA «BAENA»

por José Javier Rodríguez Alcaide (*)

La experiencia demuestra que la imagen de una ciudad puede ser diseñada y construida y que puede evolucionar a lo largo del tiempo. En el transcurso del devenir del tiempo se origina un cambio de percepciones en relación al pueblo, a la ciudad.

Desde 1981 BAENA ha sido percibida como ciudad y comarca de un excelente aceite de oliva virgen. Recientemente esa percepción está evolucionando hacia un pueblo notable por el yacimiento ibero-romano de Torreparedones y, por fin, como ciudad que rezuma cultura oleícola, arqueológica y costumbrista por su colorista judío y su miniautosacramental durante la Semana Santa.

Cambiar la imagen de BAENA, pueblo de lucha de clases y de monocultivo, hacia pueblo avanzado en tecnología oleícola y amante de su historia, ha costado mucho tiempo y esfuerzo de toda su población. Pero si no se cuida esa imagen la percepción externa del territorio se puede deteriorar.

Hay una asociación positiva entre un producto de calidad y el territorio del que procede. Esa asociación es simbiótica. Un buen aceite de oliva virgen, si mantiene su calidad, da prestigio al territorio si los olivareros y almazaras cuidan la producción y reseñan y resaltan su procedencia. En nuestro caso Zona Baena. Y Baena, como pueblo, si cuida su imagen resaltando su olivar y su fiesta del olivo, simbióticamente potenciará almazaras industriales y cooperativas y a sus productos en los mejores restaurantes y cadenas de alimentación.

BAENA tiene que invertir tiempo y recursos para influir y modificar las asociaciones y percepciones que existen sobre élla. BAENA no es territorio inhóspito ni remoto. No es sólo olivo excelente sobre tierras calizas. Es cuna de cultura a través de sus hijos, como lo fueran don José Amador de los Ríos o Juan Alfonso de Baena; es cuna de civilización ibero romana tal como la que se asentó en Torreparedones; es religiosidad popular que amalgama voluntades en sus cuadrillas de judíos; es reducto del esplendor de los Señores de Baena desde Fernando III el Santo. Está dando sensación de tradición y progreso.

Los productos de Baena no tienen que disimular su origen territorial y telúrico ni los aceites de oliva virgen marquista deben olvidarse resaltar su origen en Baena. Ni sus vinos, como Cancionero, que une su soporte calcáreo al del gran recopilador de canciones y poemas Juan Alfonso de Baena, deben renunciar a pronunciar el nombre de esta tierra porque marca de vino y marca de pueblo se potencian mutua y simbioticamente. La calidad de estas marcas transfieren credibilidad a todo el pueblo y Baena, que apuesta por la cultura desde la tradición a la innovación, transfiere calidad a sus producciones y servicios. Así como la calidad de un whisky se asocia a Escocia o la calidad de un reloj a Suiza o de un buen automóvil a Alemania, decir un buen aceite virgen de oliva es decir BAENA o pedir Cancionero como aperitivo de buena mesa es asociarse al nombre de Baena.

Se debe seguir invirtiendo en la marca BAENA desde diferentes ópticas como, las que se contemplan en la página del Grupo Cultural Amador de los Ríos o en los enlaces que en esta página aparecen vivos y crecientes conexionado a Cervantes, Torreparedones, a la casa de los Aguilar, al Cancionero de Juan Alfonso, a la Semana Santa. Para BAENA disponer de buena imagen y mejor reputación se convierte en importante ventaja competitiva. Baena, como pueblo, se convierte de este modo en factor clave para atraer talentos, visitantes, clientes para sus servicios e, incluso, inversores en empresas y en cultura.

Se está gestionando de forma organizada y estratégica la imagen de BAENA, desde que esa concepción hace muchos años la impulsara su, entonces alcalde, don Luis Moreno. Se debe consolidar la estrategia gestionando esta imagen a nivel internacional con presencias en ferias o residenciando congresos en el pueblo con participación de expertos internacionales, tal como recientemente se ha enlazado Baena con Jerusalén a través del comentario al libro sobre los judíos en España de Amador de los Ríos.

Hacer de BAENA una marca es potenciar sus productos y sus servicios. A colocar en el podio esa marca todos los baenenses debemos apoyar.

(*) José Javier Rodríguez Alcaide es Hijo Predilecto de Baena.

BOLETÍN ESPECIAL: EL ARTE EN LA SEMANA SANTA DE BAENA

Con motivo del boletín número 40 del Grupo Amador de los Ríos hemos preparado un ejemplar especial dedicado a la imaginería de la Semana Santa de Baena. Con fotografías de Carlos Valentín Bernal y texto de Francisco Expósito, se incluyen todas las imágenes que procesionan en la celebración declarada de Interés Turístico Nacional. En las cuatro páginas se hace un recorrido por la importancia artística de la escultura cofrade de la localidad, con fotografías de todas ellas, además de recogerse algunas de las desaparecidas durante la guerra civil.

Os incluimos el texto que ilustra el boletín:

EL ARTE EN LA SEMANA SANTA DE BAENA

F. EXPÓSITO
La importancia histórica de la villa de Baena ha quedado reflejada en la Semana Santa. Durante los recorridos procesionales desfilan valiosas imágenes pertenecientes a la escuela granadina de los siglos XVII y XVIII, La presencia del arte de Pedro de Mena, José Risueño, José de Mora o Pablo de Rojas se identifica en algunas de las esculturas procesionales, a las que se unen otras que concentran una gran devoción entre los baenenses. Como sucede en otros municipios, uno de los grandes problemas o carencias del arte cofrade se encuentra en la certificación de las atribuciones. Así sucede por ejemplo con las imágenes de Jesús de los Azotes y Jesús de la Ventana, que se atribuyen al taller de José Risueño y José de Mora. En el mismo caso se encuentra la talla del Cristo de la Sangre, declarado bien de interés cultural, y que se relaciona con Pablo de Rojas, pero antes se vinculó a los Hermanos García, o la Virgen de la Soledad, vinculada a Pedro de Mena y a José de Mora. La incapacidad para identificar no sólo la autoría, sino también la procedencia, ha creado historias leyendas en torno a algunas de ellas. Así sucedió con Jesús Nazareno hasta que se descubrió su autor al ser restaurado en los años noventa del pasado siglo.

La importancia artística de la Semana Santa de Baena se describe en gran medida por la presencia de importantes imágenes pertenecientes sobre todo a la escuela granadina barroca, aunque también destacan algunas de la escuela sevillana. La imagen transmite el sentimiento religioso y el barroco fue una corriente de gran carga expresiva como se puede observar en algunas obras de arte de la localidad.

El Miércoles Santo desfilan tres de las imágenes más destacadas de la imaginería baenense: Jesús de los Azotes, Jesús de la Ventana y la Virgen de los Dolores. Los desastres de la Guerra Civil dejaron a la procesión del Jueves Santo sin imágenes al arder en el año 1936, por lo que la cofradía tuvo que realizar un enorme esfuerzo económico para adquirir las nuevas tallas y completar la escenografía imaginera. Hasta 1940, año en el que la cofradía adquirió la talla de Jesús del Prendimiento no comenzaría una lenta recuperación, incorporándose también la Virgen de la Esperanza de San Juan, procedente del antiguo hospital de San Juan. La última de las tallas fue realizada por Miguel Arjona Navarro en 1988 (San Juan).

La cofradía del Santísimo Cristo del Perdón porta a hombros la imagen más antigua de la Semana Santa de Baena, pues se data a finales del siglo XV o principios del XVI. Aunque es de autor desconocido, se relaciona con el círculo de Diego de Siloé y también con el escultor flamenco Luydvinos de Bruna.

El Viernes Santo es, junto al miércoles, el día en el que desfilan algunas de las imágenes de más valor artístico. Por la mañana, destaca el recorrido procesional de Jesús Nazareno, perteneciente a la escuela sevillana, concretamente a Miguel de Perea. Con su brazo articulado, concentra la devoción de los baenenses durante todo el año. A esta imagen hay que unir también la Virgen de los Dolores, talla del siglo XVIII que se atribuye a la escuela granadina. Es en la cofradía del Dulce Nombre de Jesús donde con mayor nitidez se observa la presencia de la escuela granadina en las imágenes del Cristo de la Sangre (atribuido a Pablo de Rojas), San Juan (Pedro de Mena), María Magdalena (procedente del taller de Pedro de Mena) y Nuestra Señora de la Soledad, vinculada a Pedro de Mena y a José de Mora. Este año incorporará una pequeña talla del Dulce Nombre de Jesús, vinculada a la escuela sevillana barroca. El Domingo de Resurrección destaca la Virgen del Rosario, que se incorporó a la Semana Santa a partir de 1925, pese a que su antigüedad se puede remontar al XVIII. Con anterioridad era imagen de gloria, considerándose una de las más antiguas hermandades de Baena.
El Domingo de Ramos estrenará este año la imagen de María del Amor.

Bibliografía:
-Expósito Extremera, Francisco: Semana Santa de Baena. Historia de una devoción popular.
-V.A.: La pasión de Córdoba. Análisis del patrimonio artístico de Juan Dobado.
-Revista Cabildo.

BOLETIN 40 IMAGENES SEMANA SANTA AB2014

Nuevo Boletin Grupo Cultural

LA HISTORIA DE LA COFRADÍA DE JESÚS NAZARENO EN 1860 (IV PARTE)
Hemos confeccionado un nuevo boletín, el número 39, del Grupo Amador de los Ríos. En esta ocasión recoge la cuarta parte de la historia de la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, escrita por José Cortés, miembro del Grupo Amador. La próxima semana prepararemos la quinta y última entrega de la historia de la cofradía del Viernes Santo por la mañana, con un nuevo texto de José Cortés.

Os incluimos el texto completo:

“Aunque el año 1811, como hemos visto en páginas anteriores, tenemos noticias de la existencia de la imagen de San Juan y por consiguiente de hermanos de andas encargados de llevar dicha imagen. Con casi toda probabilidad, en 1811, también, existiera las imágenes de la Magdalena, la Verónica, además de la virgen de los Dolores, todas y cada una de ellas con sus hermanos de andas y luz vestidos con sus trajes morados, pero es a partir del año 1860 cuando podemos hablar con propiedad de la historia moderna de la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Encontramos una cofradía, salvo pequeños detalles, similar a la que existe en la actualidad, sin que queramos decir que desde ese remoto año haya permanecido estática, es evidente que ha evolucionado, ha desaparecido alguna hermandad y aparecido otras nuevas, su itinerario tampoco es el mismo…, pero no ha perdido un ápice la estructura ni la esencia de ese remoto año. Nada mejor para comprobar lo dicho que dirigir una mirada retrospectiva a las hermandades que la formaban.

LA HERMANDAD DE NAZARENOS
Al quedarse huérfana la cofradía con la desaparición de una de las hermandades fundadoras, la del Cordón de Padre San Francisco, se constituye la Hermandad de Nazarenos en la hermandad “madre” de la cofradía, obviamente, la más antigua de todas las que hoy la forma. En 1860 encontramos la Hermandad de Nazarenos con un hábito de penitencia de color morado, dejaron atrás el antiguo color rojo que estuvo vigente nada menos que doscientos setenta y un años, cerca de tres siglos. Su organización, sin embargo, desde 1589 hasta el referido 1860 sigue siendo la misma: tres cuadrillas. La primera constituida por trece hermanos de cruz, la segunda y tercera cuadrillas cada una con doce hermanos de cruz. Los miembros de la junta directiva son elegidos en cabildo de la cofradía por todos y cada uno de los hermanos pero todos – hermano mayor, alférez, secretario y mayordomo- pertenecientes a la Hermandad de Nazarenos. Dejan de salir descalzos en la procesión y las gruesas sogas las hacen más livianas.

LOS JUDÍOS
Resulta evidente que la figura del judío es la que le da fama a nuestra semana santa. El inicio de la historia de la Hermandad de Judíos en la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno es difícil de precisar, aunque podríamos hablar de un año: 1860. Dicha fecha encontramos la Hermandad de Judíos perfectamente consolidada, por lo que con toda seguridad necesitó un tiempo de desarrollo antes de llegar a esa madurez del año 1860. Pero ni el Libro de las Constituciones de 1589 ni las actas aisladas, como hemos visto, mencionan para nada la figura del judío, es de suponer que cuando adquirió importancia fue a partir del referido año 1860.
Conocemos la existencia de seis cuadrillas perfectamente organizadas, expresándose la primera acta de la siguiente manera:
“La Hermandad de Judíos, cuyo instituto es representar al Pueblo en toda la Pasión y muerte del Redentor y Salvador del mundo, constará en esta Cofradía de seis Cuadrillas una de ellas de Alabarderos”.
Una y sólo una, de estas seis cuadrillas, era la de los alabarderos, todos los judíos de esta cuadrilla de alabarderos iban provistos de lanzas llamadas alabardas: “Arma constituida por un mango largo de madera y una punta de lanza atravesada por una cuchilla aguda por un lado y con forma de media luna por el otro”.
Cabe preguntarse, qué llevaban las otras cinco cuadrillas, ¿iban de brazos cruzados? Veamos lo qué nos indica la primera acta -1860- acerca de esas cuadrillas cuyos hermanos no llevaban alabardas: “y compuesta de veinticinco plazas lo menos cada una, incluso el Cuadrillero, con una sola Bandera para todas ellas y cajas de guerra para reunirlas. Ir en corporación con la Bandera y cajas por la Cruz Parroquial para la procesión y volverla a llevar a la Parroquia en la misma forma concluida aquella”.
Aparece las palabras “cajas de guerra”, es decir tambores. Caja de guerra era el nombre que antiguamente se le daba al tambor, pero observen que aparece, además, en plural por dos veces y no en singular. No dice que las cuadrillas llevasen caja de guerra, una, sino varias. Por consiguiente, echa por tierra esa teoría muy extendida de que sólo existía un tambor.
Cada cuadrilla debería contar con un mínimo de veinticinco judíos contando al cuadrillero. El rey Herodes pertenecía a la Hermandad de Judíos, a una de las cuadrillas, a ésta, se le exigía un número mínimo de veintiséis hermanos. El rey debería situarse en el centro de la turba y no al final como en la actualidad va.
Las cuadrillas desfilaban por orden de antigüedad. La primera al principio seguida de la segunda etc. Deducimos que, al menos, las seis primeras no fueron fundadas al mismo tiempo. Decimos que las seis primeras no fueron fundadas al mismo tiempo, porque conviene aclarar que hubo un conjunto de cuadrillas que aparecieron a la vez y cuyo orden fue determinado en sorteo, pero esto lo veremos más adelante. Recurramos, nuevamente, a las actas:
“Será obligación de toda esta hermandad, a más de las generales que se establecen en los artículos 3º y 4º, asistir a la Procesión del Viernes Santo de mañana, instituto de esta cofradía, en el lugar de costumbre que lo es a seguida de los Discípulos y Evangelistas, por orden de antigüedad, o el que marque en los reglamentos especiales…”.
En la actual Plaza de la Constitución, antiguamente Plaza del Coso, tenía lugar el paso de la Creación, sacrificio de Abraham, el prendimiento de Jesús y a lo largo de la carrera el paso de los evangelistas.
Respecto al traje que los judíos llevaban por aquellos años, concreta, el acta, bien poco, absolutamente nada, se limita a decir: “El trage que han de usar estos hermanos para los actos religiosos de la Procesión y además, será el adoptado hasta el día o el que en lo sucesivo se adopte según las circunstancias observando siempre en él una completa uniformidad”.
Los que hemos llegado a los setenta años somos testigos de la inexistencia de una rigurosa uniformidad en la indumentaria del judío, hemos visto cómo iban judíos en la turba que llevaban pantalones de los más variados colores, plumeros de papel, o de cordones, zapatos, botas, con pañuelo, sin pañuelo, con corbata, con casco, sin casco… Se ha escrito mucho acerca del origen de su indumentaria: si es de origen francés, británico etcétera. Nos preguntamos, con entera independencia del origen de su vestimenta, por qué la Hermandad de Judíos instituida para representar al pueblo en la pasión y muerte de Jesús viste con traje militar antiguo, posiblemente de gala. No es un desapruebo, porque con toda seguridad sin no lleváramos chaqueta roja, pañuelo al cuello… y tambor nuestra semana santa apenas se distinguiría de las demás.

SOLDADOS DEL CENTURIÓN
Es el nombre que recibe esta hermandad desde 1.860 es la de Hermandad de los Soldados del Centurión. Nombre que todavía conserva a nivel de estatutos aunque popularmente se conozcan como “los romanos de la cola negra o centuria romana de la cola negra”. El lugar que ocupaba esta hermandad en la antigüedad era inmediatamente detrás de la Vera Cruz, exactamente el mismo que hoy ocupa. Su misión era escoltar la imagen de Jesús durante todo su recorrido además de realizar con los judíos el prendimiento de Jesús e ir con éstos por la Cruz Parroquial, incorporarla a la procesión y una vez terminada la misma devolverla a la parroquia de San Bartolomé.
Su ropa, aunque el acta del cabildo de 1860 dice lo siguiente: “El trage que utilizará esta hermandad en todos los actos religiosos de Semana Santa será el de costumbre y que tiene costeado al efecto la Cofradía”. Lo único claro que sacamos, por lo que dice el acta, es que la indumentaria de los antiguos romanos era pagada por la Cofradía. Sabemos por actas posteriores que su vestimenta consistía en el morrión que es un casco semiesférico con plumero, coletos o especie de casaca de piel ceñida a la cintura y calzones. Esta hermandad como la inmensa de las que componen la Cofradía ha sufrido a lo largo de la historia altibajos, desapareciendo algunos de sus momentos. A partir del año 2009 surge con inusitada fuerza, totalmente reformada, con su banda de tambores y cornetas que son el delirio del público, arrancando numerosos aplausos cuando las frías mañanas del viernes santo desfilan con ese aire marcial que nos hacen recordar las antiguas legiones del imperio romano.

LOS APÓSTOLES
También existía en el más que reiterado año 1860, la Hermandad de los Apóstoles. El lugar que ocupaba en la procesión era detrás de los nazarenos. Su número, como todos sabemos es de doce. Judas, formaba parte de dicha hermandad en el referido año, y desfilaba en su seno hasta la llegada a la antigua Plaza del Coso. Una vez realizado el prendimiento de Jesús, se incorporaba a la turba bajando con ella hasta el convento de San Francisco.
La Hermandad de los Apóstoles, Judas incluido, tenían la misión de ir con los judíos y los soldados del centurión a la parroquia para recoger la cruz parroquial y después terminada la procesión devolverla. Para recoger la Cruz parroquial, Judas, iba con la Hermandad de los Apóstoles, para devolverla deducimos que iba con la turba de judíos.
Hoy no pertenece Judas a la Hermandad de los Apóstoles, en un anacronismo sin precedente su lugar lo ocupa Matías. Según el Nuevo Testamento Matías fue nombrado apóstol en sustitución de Judas, pero una vez muerto éste, después de la crucifixión de Jesús y de su ascensión a los cielos.
Otros personajes bíblicos ya existentes en el año 1860 son Adán, Eva, Abraham y su hijo Isaac, el ángel que representaban en la Plaza del Coso la creación, el pecado original, la salida del paraíso según el Génesis, y el sacrificio de Isaac por su padre Abraham detenido por el ángel señalando un cordero enredado en unas zarzas.

LOS DISCÍPULOS
Una hermandad hoy desaparecida, que en su tiempo tuvo una gran importancia, fue la de los Discípulos. Guardaba un estrechísimo parecido con la Hermandad de Nazarenos. Estaba organizada en tres cuadrillas, cada una de ellas tenía veinticuatro hermanos incluido el cuadrillero. Desfilaban en la procesión del viernes santo por la mañana con hábito de color morado, cruz al hombro, sogas al cuello, ceñidas a la cintura y rosario en mano. Su lugar era entre los apóstoles y los evangelistas.

ORDEN DEL DESFILE
Visto las diferentes hermandades que componían la antigua cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, año 1860, podemos establecer el orden de colocación de ellas en el desfile de la procesión del viernes santo por la mañana. En primer lugar la Vera Cruz, seguida de los soldados del centurión, a continuación Jesús Nazareno con sus hermanos de anda y luz, los nazarenos, apóstoles, discípulos, evangelistas, turba de judíos, hermanos de andas con sus correspondientes imágenes y cerrando el desfile la Virgen de los Dolores.
El hermano mayor en 1860 era D. Juan Ariza Ruiz, alférez D. Rafael Santaella, secretario D. Manuel María Santaella, mayordomo Francisco Ariza Ruiz. Tenemos también el nombre de los siguientes cuadrilleros: Gabriel de los Ríos y Delgado; José Espinosa y Marín; Francisco Padillo estos tres cuadrilleros de la Hermandad de Nazarenos. Otros cuadrilleros: Vicente Lozano; Antonio Villarreal; José María López; José Esquinas; Francisco Cubillo y Francisco Gracias”.

BOLETIN 39 COFRADIA JESUS

AQUELLOS PASEOS POR BAENA

AQUELLOS PASEOS POR BAENA,
por José Javier Rodríguez Alcaide

Dedicado a Rafael Ruiz Arjona

Cuando paseo por las viejas piedras
de la memoria de mi infancia no me entristezco
pero me lleno de nostalgia y se aleja la templanza.

Es fácil tener cuidado de mis juegos infantiles
a la luz de una mañana de domingo,
que no daña como dolía la luz vespertina,
que me obligaba a recluirme en mi casa.

Aquellos paseos por el empedrado
de la memoria de mi niñez son aleación
de mis momentos felices en Baena
¿Qué necesitaba yo cuando bajaba
a las huertas del Marbella en primavera?

Una lechuga y una abeja y el encanto
de las yerbas.

Imagen: Calle de San Bartolomé en los años cuarenta.

Paseos por Baena

NUEVO BOLETÍN DEL GRUPO AMADOR

DEDICADO AL LIBRO PUBLICADO RECIENTEMENTE SOBRE TORREPAREDONES
Os presentamos el nuevo boletín del Grupo Cultural Amador de los Ríos, que hemos dedicado al nuevo libro que se ha publicado sobre el parque arqueológico de Torreparedones. El texto es de José Antonio Morena, arqueólogo municipal de Baena y director del Museo Histórico de Baena.

UNA PUBLICACIÓN PARA DESCUBRIR TORREPAREDONES
JOSÉ ANTONIO MORENA
Torreparedones, Castro el Viejo, Torre de las Vírgenes, muy probablemente la colonia inmune Virtus Iulia Ituci que citara Plinio el Viejo en su Historia Natural, se ha convertido en los últimos años en un referente de la arqueología cordobesa, andaluza y española. Y ello gracias al impulso decidido del Excmo. Ayuntamiento de Baena que vio en este yacimiento, declarado Bien de Interés Cultural, un recurso más para aumentar el potencial turístico del municipio, sumándolo a otros que ya tiene como la Semana Santa o el mundo del aceite de oliva.

Y, hay que reconocer que en tan sólo 6 años se ha hecho realidad el proyecto de convertir este cerro de la campiña oriental cordobesa en un parque arqueológico, inaugurado a comienzos del año 2011. Un proyecto complejo por las dificultades que el Ayuntamiento ha tenido que ir salvando como si de una carrera de obstáculos se tratara, empezando por la compra de los terrenos y la redacción de un plan director que fue requerido por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía como paso previo al inicio de los trabajos de investigación. Con tan sólo un 5 % excavado ha ofrecido unos resultados que hablan por sí mismos de la importancia que tiene el sitio y el buen estado de conservación que presentan los restos que se están descubriendo. Se trata de un auténtico archivo enterrado que conserva en sus entrañas, las páginas de una historia milenaria, desde los siglos finales del IV milenio a.C. hasta los inicios de la Modernidad, unos 4.000 años.

La mayor parte de los restos exhumados corresponden a la época romana, porque sin duda, fue la que dejó una huella más importante: la puerta monumental oriental, el santuario, el mercado público, las necrópolis, el foro con sus edificios anexos: la basílica, el templo, los pórticos, la curia…, pero no nos olvidemos de otras épocas incluso las más recientes pero no por ello menos importantes. Ahí está el castillo que corona la cumbre y que se convierte en atalaya de la Campiña con sus 580 m.s.n.m. desde la que se divisan cerca de 30 pueblos de las provincias de Córdoba y Jaén, con una visiblidad extraordinaria desde las sierras de Alcudia y sierra Madrona en Ciudad Real por el norte hasta Sierra Nevada en Granada por el sur, y desde las campiñas occidentales de Córdoba por el oeste hasta sierra Mágina en Jaén por el este. Ya lo decía Aureliano Fernández-Guerra a finales del siglo XIX: “Asomado yo a aquel balcón de Andalucía y atalaya de atalayas…”. Este castillo es un hito en el paisaje, una referencia visual desde cualquier punto en muchos kilómetros… Paisaje, arqueología e historia.

Hace, si no me equivoco, un cuarto de siglo que se publicó el primer libro sobre Torreparedones y fue quien les habla el responsable, al editarse la memoria de licenciatura que realicé en la Facultad de Filosofía y Letras de esta universidad bajo la dirección de la profesora Pilar León Alonso, entonces catedrática de arqueología en Córdoba, publicación que patrocinó la Excma. Diputación Provincial y los consistorios de Baena y de Castro del Río. Después vieron la luz otros dos libros (uno en inglés y una versión del anterior más reducida en castellano) que recogían los resultados de los estudios llevados a cabo en el llamado Proyecto Guadajoz que se centró en Torreparedones y en el que colaboraron las universidades Complutense de Madrid, Córdoba y Oxford.

Y ahora ve la luz este libro, el tercero, que supone un estímulo para seguir trabajando y descubriendo lo que todavía esconde este yacimiento y para transmitirlo a la sociedad. Creo que marca un antes y un después y también un seguir como digo y como me comentaba mi colega Ángel Ventura. Y tal es el ritmo de la investigación, incluso a pesar de las dificultades económicas que atravesamos, que se podría decir que el libro está desfasado, en el sentido de que, por ejemplo, no incorpora las últimas novedades, caso del descubrimiento de la antigua Ermita de las Vírgenes, ya excavada pero todavía en fase de estudio; o el edificio romano sobre el que se levantó dicha ermita que bien pudiera corresponder a las termas romanas.
Y creo que es una auténtica carta de presentación del yacimiento, pues quien lo ojee tardará poco en percatarse del interés de lo descubierto hasta ahora y de las posibilidades que ofrece. Por supuesto, que va a contribuir de una manera decisiva a la difusión y promoción del parque arqueológico.

BOLETIN 38 TORREPAREDONES MORENA ABR2014

RECETAS DE CUARESMA

Os incluimos un delicioso plato apropiado para las fechas en las que nos encontramos, albóndigas de Cuaresma. Agradecemos a Marivi Ruiz de Prado esta nueva propuesta que recoge en su libro “El recetario de Baena. La cocina tradicional del aceite de oliva”.

ALBÓNDIGAS DE CUARESMA
Receta facilitada por Paqui González

INGREDIENTES
Medio kilo de bacalao desmigado.
Un diente de ajo.
Perejil.
Dos huevos.
Dos rebanadas gruesas de pan.
Medio vaso de leche.
Un limón.
Medio vaso de aceite de oliva virgen extra para freír.
Harina.
Hierbabuena.

ELABORACIÓN
• Poner el bacalao desmigado a remojo la noche anterior.
• Escurrir y secar el bacalao. Desmenuzarlo bien y eliminar todo resto de espinas o piel que pueda quedar.
Poner las migas de bacalao en un cuenco y añadir ajo y perejil muy picados. En el mortero moler unas hebras de azafrán y añadirlas a la masa.
• Poner a remojo la miga de pan con leche.
• Batir un huevo y mezclar con la miga de pan muy escurrida.
Chafar con un tenedor hasta que se haga una pasta homogénea. Añadir al bacalao. La textura debe ser bastante espesa, lo suficiente como para poder hacer las albóndigas con las manos. Si no lo fuera se puede añadir un poco de pan rallado.
• Coger porciones con una cuchara y hacer las albóndigas con las manos. Para facilitar la tarea podemos tener cerca un limón partido a la mitad y nos vamos pasando la pulpa por las palmas de las manos antes de hacer cada albóndiga.
• Enharinar las albóndigas y freír en abundante aceite caliente. Escurrir y reservar.
• Dejar en la sartén un poco del aceite de haber frito las albóndigas y hacer un sofrito con cebolleta muy picada.
Cuando esté transparente marear una cucharadita de harina.
Añadir el vino y una ramita de hierbabuena.
Dejar hervir unos minutos hasta que espese.
• Servir las albóndigas fritas con la salsa bien caliente.

REcetas Cuaresma

NUEVO BOLETÍN DEL GRUPO AMADOR

LA HISTORIA DE LA COFRADÍA DE JESÚS NAZARENO EN 1860 (II PARTE)
Hemos confeccionado un nuevo boletín, el número 37, del Grupo Amador de los Ríos. En esta ocasión recoge la tercera parte de la historia de la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, escrita por José Cortés, miembro del Grupo Amador. La próxima semana prepararemos la cuarta entrega de la historia de la cofradía del Viernes Santo por la mañana, con un nuevo texto de José Cortés.

El boletín se inicia así:

LA COFRADÍA DE JESÚS NAZARENO EN 1860
El primer libro de actas que la cofradía de Jesús Nazareno posee data del año 1860. En fechas anteriores existen documentos sueltos además del Libro de las Constituciones que sólo nos permite una reconstrucción parcial de la historia de la cofradía.
La primera acta del referido primer libro está fechada el diecisiete de mayo de 1.860. Es bastante ilustrativa porque de forma detallada nos informa cómo estaba constituida la cofradía hace más de ciento cincuenta años. Nos hubiese gustado tener conocimiento cómo y cuándo se iba incorporando las diferentes hermandades.

Vivimos en un universo en constante cambio y nuestra cofradía no iba a ser una excepción a ello. Desde 1589 hasta 1860 se produjo un cambio tan profundo que hubo necesidad de dejar atrás las referidas Constituciones del 1.589 y elaborar unos estatutos adaptados a la nueva estructura de la Cofradía. Sabemos que dichos estatutos fueron realizados por una comisión de cofrades cuyos nombres no aparecen en el acta. Llama la atención el largo título que le dieron, literalmente copiado fue:
“Reglamento ó Estatutos que han de regir a la Cofradía de N. P. Jesús Nazareno de la villa de Baena cuya imagen se benera en el Extinguido Combento de San Francisco de la misma.”

Nos presenta una cofradía extraordinariamente similar a la de hoy en cuanto cómo estaba organizada en hermandades y cuadrillas, imágenes, actos etc., que iremos desarrollando a lo largo de este artículo. Las imágenes de Jesús Nazareno, Nuestra señora de los Dolores, San Juan, la Magdalena, la Verónica y la Santa Cruz. Las hermandades de los nazarenos, judíos, soldados del centurión, apóstoles, discípulos, hermanos de andas, palio y luz de las diferentes imágenes, albaceas, trompeteros y las figuras bíblicas de Adán y Eva, Abraham e Isaac y los cuatro evangelistas.

En la antigua plaza del Coso- hoy plaza de la Constitución- se realizaba los pasos de la creación del género humano, el sacrificio de Abraham y prendimiento de Jesús. Si nos detenemos un momento para comparar diferencias y similitudes, enseguida nos damos cuenta de la existencia de una hermandad hoy desaparecida; los Discípulos. Notaremos igualmente que aún no habían sido fundadas las Virtudes, tampoco aparece la Hermandad de los Profetas. Todas las demás hermandades continúan existiendo en la actualidad.

CUOTAS
Se aprueba el establecimiento de dos cuotas: una de entrada de hermano en la cofradía y otra anual. Todos los cofrades a excepción de los albaceas estaban obligados a pagar las referidas cuotas. Con el tiempo desaparece la cuota de entrada y la anual quedó transformada en limosna pero con obligación de pagarla. Ni que decir hay que el pago de dichas cuotas era para sufragar los gastos de la cofradía. Aunque los único exentos del pago de las cuotas a la cofradía eran los albaceas, las cuadrillas, por su cuenta eximían de dicho pago a los “ citaores”, cuadrilleros, escribanos y otros cargos como veremos más adelante.

LA PROCESIÓN: OBJETO PRINCIPAL DE LA COFRADÍA
El objeto principal de la cofradía era sacar en procesión a Jesús Nazareno, acompañado de las imágenes ya dichas, el viernes santo de todos los años, por cierto, bien de madrugada, no era extraño que saliese a las tres mañana. Todos los cofrades tenían la obligación de asistir a la procesión, como es obvio, con su túnica o traje correspondiente. Pero además, también estaban obligados asistir a los Santos Oficios y Sagrada Comunión que se celebraban en la iglesia de San Bartolomé, parroquia a la que pertenecía y pertenece la cofradía.
El itinerario de la procesión estuvo vigente hasta el año 1.950 era, como todos conocemos, el siguiente: Puerta de Córdoba, calle Alta, calle Doctora, Plaza de Palacio, calle Juan Ocaña y paseo, donde se realizaban los pasos ya dichos. Regresando a San Francisco por la calle Mesones (…)».

BOLETIN 37 COFRADIA JESUS PEPE CORTES III

ARTÍCULO DE MANUEL PIEDRAHITA EN DIARIO CÓRDOBA

PASADO Y PRESENTE

Me parece muy acertada la sección de Diario CORDOBA ‘La mano del tiempo’, que mima casi a diario Florencio Rodríguez con fotografías reflejando el pasado y presente de Córdoba. Abundan, también, las de pueblo de la provincia, en especial las que envía Antonio Maestre desde Aguilar de la Frontera. Una sección que se mira con curiosidad y se lee con facilidad, descartados los textos muy largos o las florituras literarias.

Recordé la sección al visitar la exposición fotográfica de Rafael Ruiz en la Casa de la Tercia baenense, organizada por la Asociación Cultural Amador de los Ríos. Es una visión de la Almedina donde el pasado lo miramos a través del presente. Fotografías en blanco y negro, impresionadas por el padre de Rafael perteneciente a una familia de fotógrafos; viejos lugares emblemáticos con su correspondiente replica actual en color. Contemplándolas, me vino a la memoria aquello que dijo Francisco Pi y Margall, en 1886, de Córdoba: «700 mezquitas con sus alminares y 900 casas de baños, pero de tan poderosa grandeza no existe hoy ni huella».

Al examinar las fotografías de las ruinas carcomidas del Castillo Fortaleza, en la cumbre de la Almedina, recordé un soneto del poeta Antonio Alcalde Valladares, fechado en 1853. Rememoraba sus «torres bordadas con almenas» y expresaba su tristeza ante «tus almedinas solas, sin encanto/ rotos tus muros, tus jardines muertos».Tanta desidia y destrucción secular acongoja al contemplar la exposición o leer al poeta baenense, como ya le ocurrió a Pi y Margall y, mucho después, al psiquiatra Castilla del Pino.

Exposic Ruiz

LAS RECOMENDACIONES DE MANUEL PIEDRAHITA QUE NO HAY QUE PERDERSE EN LA SEMANA SANTA DE BAENA

En su bello libro «El judío de la Semana Santa de Baena», Manuel Piedrahita hace una serie de recomendaciones ineludibles que no hay que perderse en la Semana Santa de Baena. Os incluimos estas recomendaciones de mano de Manuel Piedrahita, miembro del Grupo Cultural Amador de los Ríos.

UNA FIESTA DE INTERÉS TURÍSTICO NACIONAL
Por Manuel Piedrahita
La Semana Santa de Baena ha sido declarada de Interés Turístico Nacional por su originalidad y exclusividad. Es de justicia este reconocimiento ya que la figura del judío es única en España. Merece, pues, la pena acercarse a esta ciudad cordobesa durante esta festividad, e incluso en días señalados de la Cuaresma.

-Víspera de San José.- Es una antigua tradición que los judíos en atuendo de paisano toquen el tambor ese día y, especialmente, a partir de las ocho de la tarde. Los lugares idóneos para mezclarse con grupos de personas tocando el tambor, están en la Plaza de España, calle Amador de los Ríos, Barrio Antiguo de la Almedina, Plaza de la Constitución y calle Cardenal Herranz.

-Viernes de Cuaresma.- Se celebran los llamados Misereres en la Iglesia Convento de San Francisco, a las 20.30 horas de la tarde, en honor de Jesús Nazareno. Asisten las cuadrillas de la cola negra con el atuendo oficial pero sin casco. Tocan el tambor a lo largo del recorrido. Un sitio idóneo para ver el paso de la turba es la calle Amador de los Ríos.

-Miércoles Santo.- La procesión sale de la Iglesia Convento de San Francisco a las 20.00 horas de la tarde. Desfilan las dos turbas, cola blanca y cola negra. Se puede ver en toda la calle Amador de los Ríos, en la Plaza de la Constitución y en la calle Mesones.

-Jueves Santo.- La visita a los sagrarios o recorrido de las Estaciones, que suele iniciarse a las 17.00 horas de la tarde, ofrece un espectáculo muy colorido. Tanto las hermandades y cofradías de todas las procesiones baenenses, así como las dos turbas de judíos, realizan el mismo recorrido que se inicia junto al Parque. La Plaza de España es un buen lugar para ver esta procesión sin imágenes. Otros lugares, para verlo cuando ya van más formados, es la calle Cardenal Herranz, Plaza de la Constitución, Mesones, y Amador de los Ríos.

-Viernes Santo.- Hay que estar en la Plaza de la Constitución, antes del medio día, para asistir al auto sacramental que simbólicamente tiene lugar en el Paraíso. Adán y Eva son los protagonistas. Asimismo se contempla el sacrificio de Abrahán. En el mismo lugar se puede ver el prendimiento de Jesús Nazareno, a cargo de los judíos Merece la pena presenciarlo todo este espectáculo.

El Judio

NUEVO BOLETÍN DEL GRUPO AMADOR

LA HISTORIA DE LA COFRADÍA DE JESÚS NAZARENO EN 1800 (II PARTE) Hemos confeccionado un nuevo boletín, el número 36, del Grupo Amador de los Ríos. En esta ocasión recoge la segunda parte de la historia de la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, escrita por José Cortés, miembro del Grupo Amador. La próxima semana prepararemos la tercera parte de la historia de la cofradía del Viernes Santo por la mañana, con un nuevo texto de José Cortés.

El boletín se inicia así: LA COFRADÍA DE JESÚS NAZARENO EN 1800 Sabemos que nuestra Señora de los Santos, venerada imagen que pasaba un tiempo en una ermita en el Monte Horquera y otro tiempo en la iglesia de Santa María la Mayor, era la patrona de Baena, así lo dice la siguiente acta cuya copia literal ofrezco: “Cabildo celebrado en el año 1.800 por los Hermanos Nazarenos para conducir a esta Villa de Baena Nuestra Patrona Titulada Ntra. Sra. de los Santos cita en el Monte Horquera como se nombra en nuestras Constituciones= En la Villa de Baena a los 23 días del mes de Noviembre de dicho año juntos Ntros. Hermanos en el Convento de Ntro. Padre San Francisco a presencia de Ntro. Guardian Hermano Mayor y Mayordomo se determino que uno de los Quadrilleros hasistiese con dose Hermanos Nazarenos quatro de cada quadrilla y parasen en dicho Santuario de los Santos a traer a dicha Sra. Según esta mandado en Constitución 17, y haviendo llegado con la Santa Imagen en Prosesion la tarde del 27 de dicho mes fue conducida a la Iglesia Parroquial de Sta. Maria la Mayor con asistencia de ambos Cavildos Eclesiastico y Secular las dos comunidades de Santo Domingo y de San Francisco la confraternidad del hospital Ntro. Padre Jesús Nazareno y Junta de Sanidad ademas todos los hermanos de la Cofradía de Jesus Nazareno y con asistencia del todo el Pueblo fue llevada por las calles y Plazas mas Publicas de esta Villa hasta llegar a dicha Parroquia con la mas fervorosa devocion que exige el acto tan piadoso para aplacar la Justicia Divina que nos aflige con el mas terrible y espantoso asote de la Peste según lo han padecido la Ciudad de Cadiz y Sevilla y sus Pueblos inmediatos”. La peste y el cólera, terribles enfermedades de aquellos tiempos, diezmaba la población allá donde aparecía, no existiendo más terapia que acogerse a la protección divina de la venerada imagen. Baena no se vio libre de estos dos males, coincidiendo, a veces, con periodos de sequía, muriendo de hambre los que no tenían medios económicos y víctima de las terribles enfermedades los que tenían.

Deducimos por la anterior acta, que la Hermandad de los Nazarenos a principio del siglo XIX estaba formada por tres cuadrillas. El cálculo es muy simple, la expresada acta dice que uno de los cuadrilleros asistía con doce hermanos nazarenos, cuatro de cada cuadrilla.

Sigue la Cofradía a principio del siglo XIX rigiéndose por las Constituciones de Mil Quinientos Ochenta y Nueve, según hemos visto en las citas que hace de ellas dicha acta, y casi con absoluta seguridad la vigencia de tales Constituciones se extendió hasta el año 1860 que el Cabildo aprueba, por vez primera, unos estatutos, los llamados Estatutos de 1860. No menciona el acta del año 1800 el cargo de alférez ni del secretario, vemos que sólo cita al guardián del convento, hermano mayor y mayordomo, es decir los únicos miembros de la junta directiva recogidos en las referidas Constituciones de Mil Quinientos Ochenta y Nueve.

La norma número diecisiete o Constitución 17, como realmente se llamaba, permitía traer al pueblo la virgen de los Santos, dice lo siguiente: “Ordenamos que cuando se ofreciere se hara de traer a esta Villa de Baena la Imagen de Ntra. Sra. de los Santos si por necesidad como por otra cualquier devocion, que los frailes de esta dicha Orden, que estubieren en este Convento de San Francisco, tengan obligación de salir a recivirla juntamente con la Hermandad y Cavildos Eclesiastico y Seglar; y que se traiga y ponga en esta Villa con la devocion y desencia que conviene y se lleve, y entre por el dicho monasterio de San Francisco donde se ara su conmemoración, y de alli prosiga la Prosesion a la Parroquia de Santa María la Mayor donde este como se acostumbra (…)”.

BOLETIN 36 COFRADIA JESUS PEPE CORTES II

ARTÍCULOS SOBRE LA SEMANA SANTA

LA HERMANDAD MATRIZ DE LA COFRADÍA DE NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO: LOS NAZARENOS
Por José Cortés de los Ríos
Al desaparecer la Hermandad del Cordón del Padre San Francisco, quedó como fundadora de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, la Hermandad de Nazarenos. En 1.860 dicha hermandad experimentó, según las actas de la Cofradía, determinados cambios que iremos relatando a lo largo de este artículo. La túnica roja con el escudo en el pecho del padre San Francisco y las Cinco Plagas, es sustituida por otra de color morado con capirote que lleva impreso el escudo de la Hermandad de Nazarenos. Túnica y capirote deberían estar en perfecto estado de conservación y eran entregadas con un cirio de a libra a sus respectivos cuadrilleros responsables de guardarlas. Dejan de llevar atadas a sus cuerpos las gruesas sogas, sustituidas por cuerdas de esparto más livianas colocadas en el cuello y ceñidas a la cintura. Se dulcificó su Vía Crucis; dejaron de ir descalzos, siendo obligatorias las medias de color blanco y sandalias moradas. La Hermandad de Nazarenos organizada en tres cuadrillas desde siglos atrás, cada cuadrilla, como hoy, estaba constituida por doce hermanos de cruz y cuatro pretendientes, a excepción de la primera formada por trece hermanos. El número total de hermanos de cruz era de treinta y siete, incluido el alférez portador del Gallardete.

A partir de los catorce años de edad se podía ingresar en la Hermandad como pretendiente previo pago de dos reales en concepto de cuota de entrada, siempre que fuese: “varón de recia complexión, no padecer defecto físico, de buena moralidad y ser hijo de familia medianamente acomodada y de regular posición social”. La misión principal de los pretendientes era, y actualmente es, cubrir las vacantes que se producían en las cuadrillas. Tenían la obligación de presentarse la mañana del viernes santo en casa del cuadrillero por si existía la necesidad de suplir alguna posible ausencia de hermanos de cruz. Una vez que pasaban de pretendientes a hermanos de cruz, estaban obligados a adquirir a su costa en un plazo de dos meses su propia indumentaria, debiéndola depositar en casa de su cuadrillero junto con un cirio de “a libra”.

El hermano nazareno podía solicitar la jubilación bien por su avanzada edad, bien por enfermedad u otra causa justificada. Jubilación que siempre era concedida, pasando a hermano jubilado que no le eximía del pago de la cuota anual sino que le era reducida a menos de un real, exactamente, a seis cuartos, unos veinticuatro maravedíes aproximadamente.

La insignia de la Hermandad de Nazarenos hasta finales del siglo XIX recibía el nombre de gallardete. Consistía en un banderín de palo largo – gallardete – de color morado con cordones y la imagen de Jesús Nazareno. Se guardaba el gallardete en casa del cuadrillero de la primera cuadrilla y era llevado delante de la Hermandad por el hermano de cruz de entrada más reciente en dicha primera cuadrilla. Pero no hay que confundir ese gallardete, insignia de la Hermandad de Nazarenos en aquellos años, con la insignia actual de la Cofradía que también recibe el nombre de Gallardete y es llevado por el alférez al principio de la procesión. La diferencia es sustancial, la actual insignia – Gallardete – tiene “tres franjas horizontales, dos de ellas moradas y la central de color blanco. Sobre ésta, en color rojo, una cruz griega potenzada, y en los cuatro espacios iguales que deja dicha cruz, cuatro cruces más pequeñas, rematado en la parte superior con un lazo blanco.”
Ninguna de las tres cuadrillas que integran la Hermandad de Nazarenos, tenían “el citaor” como tenían las cuadrillas del resto de hermandades que forman la Cofradía. La misión de este cargo, su propio nombre lo indica: citar y avisar a los hermanos para su asistencia a cabildos y otras reuniones, generalmente estaban exentos de pagar la cuota. El responsable de esta misión en cada una de las tres cuadrillas que constituían la Hermandad de Nazarenos, recaía en el hermano de cruz con menor antigüedad.
Cada cuadrillero llevaba un libro donde figuraban todos los hermanos de su cuadrilla por riguroso orden de antigüedad, también era obligación de los cuadrilleros estar en posesión de otro libro, éste, para anotar los gastos e ingresos de la cuadrilla. Es decir, lo que actualmente es el libro de cuentas, responsabilidad del tesorero. Parece deducirse que antes no existía en esas cuadrillas el cargo de tesorero. Da la impresión de que todo estaba centralizado en la figura del cuadrillero.

Celebraba la Hermandad de Nazarenos su cabildo general ordinario el domingo de ramos y cuyos puntos a tratar eran dos:
-Formación de la Comisión del Panteón
-Rendir cuentas

Ya desde la fundación de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, el hermano mayor pertenecía a la Hermandad de Nazarenos como lo demuestra el siguiente documento:

ENTIERRO DE LOS HERMANOS NAZARENOS
Los hermanos de cruz y jubilados tenían derecho a recibir un entierro gratuito pagado en su totalidad por la Hermandad. La cuota que en concepto de entierro debían pagar dichos hermanos era de cuatro reales que deberían entregarlos y éste al llamado depositario, con tal antelación que siempre existiría una cantidad de dinero para pagar, nunca atrasado, un entierro.
El sepelio, según el protocolo establecido por acuerdo del trece de mayo de 1.854, llevaba diez acompañantes con la cruz parroquial de la iglesia de San Bartolomé, pagando la Hermandad en gastos de cera la cantidad la cantidad de cientos sesenta y cinco reales y seis maravedíes.

Por el eterno descanso del hermano muerto se la aplicaba cuatro misas. Todos los hermanos incluidos los pretendientes, estaban obligados asistir a los entierros vestidos con sus túnicas y encendido el cirio de “a libra” depositado en casa del cuadrillero.
El cadáver era llevado a hombros por los hermanos desde la casa mortuoria hasta el panteón de los nazarenos donde el capellán rezaba las oraciones y un responso.

Estos eran los entierros ordinarios que los nazarenos recibían de su hermandad, pero si el fallecido había dejado escrito su deseo de un funeral más pomposo con la incorporación de otra cruz parroquial más de la asignada por la Hermandad, le entregaban a los familiares los ciento sesenta y cinco reales y seis maravedíes, debiendo, éstos, hacerse cargo del pago del entierro.

EL PANTEÓN DE LOS NAZARENOS
El panteón de la Hermandad de Nazarenos está ubicado entrando a la derecha en el lugar conocido popularmente con el nombre de Patio del Pozo. Todos los años en cabildo celebrado el domingo de ramos, se nombraba la llamada Comisión del Panteón, formada por el presidente y el secretario de la Hermandad, el tesorero elegido en cabildo y tres vocales, uno por cuadrilla, elegidos por sus correspondientes cuadrillas. La misión encomendada a la comisión era la de mantener y vigilar el buen estado de dicho panteón, hacer las reparaciones pertinentes, guardar el sello, sellar con un número los nichos conforme se iban ocupando, resolver las dudas acerca del derecho a recibir sepultura en el panteón y gestionar los fondos. Disponía de un presupuesto anual de cien reales para hacer las reparaciones que fuesen necesarias para conservarlo siempre en un estado decoroso. Todo debería reflejarse en un libro en posesión de la referida comisión. El secretario estaba obligado llevar un segundo libro donde anotaba las fechas de las defunciones y el número de la bóveda ocupada por cada difunto.

Tenía el panteón dos arcos de bóveda. El primero estaba destinado a los hermanos y pretendientes que estaban al corriente en sus cuotas, siendo éstas de veinte reales a pagar en su momento de entrada como pretendiente y cuarenta reales al pasar a la categoría de hermanos de cruz. El segundo arco estaba destinado para los padres, madres, esposas e incluso para los hermanos de los nazarenos, siempre dentro de estas limitaciones:
-Los padres deberían depender de su hijo nazareno y vivir en la misma casa formando una sola unidad familiar. Este derecho los conservaban aunque muriese el hijo nazareno.
-Los hijos de nazarenos no emancipados y menores de veinticinco años.
-Sus esposas aunque quedasen viudas siempre que no pasasen a segundas nupcias. En este caso perdían el derecho aunque enviudasen de nuevo.
-Los hermanos solteros de nazarenos también solteros, siempre que estuviesen a cargo de éstos. Este derecho tenía un límite de cuatro años después de la muerte del nazareno.

Antes de dar sepultura al difunto, el cuadrillero extendía un escrito visado por el hermano mayor indicando el derecho del difunto a ser enterrado en el panteón. El escrito lo pasaba al secretario que tenía la obligación de conservarlo, entregando una copia firmada con indicación del número del nicho que el difunto nazareno ocupaba, pasando a renglón seguido al citado segundo libro el nombre, apellidos, fecha de defunción y el número de bóveda donde se encontraba.

Fuente: Libro de Actas de la Cofradía de Jesús Nazareno y Constituciones de 1589.

Nazarenos