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ARTÍCULOS DE SEMANA SANTA

LA COFRADÍA DE NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO
DEL SIGLO XVI,
por José Cortés de los Ríos

LA CONSTITUCIONES DE 1589
Las Constituciones de Mil Quinientos Ochenta y Nueve, documento más antiguo en posesión de la Cofradía, es un manuscrito forrado con pastas de cuero que consta de veintiocho constituciones- falta la constitución número uno- que son otras tantas normas destinadas a regular y gobernar la vida de la cofradía. Por ella sabemos detalles realmente importantes, como cuando nació, el número de hermandades que tenía, insignias etc.

NACE UNA NUEVA COFRADÍA:
ELECCIÓN DE HERMANO MAYOR Y MAYORDOMO
La cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, es sabido que nació de la unión de las hermandades del Cordón de Nuestro Padre San Francisco con la de los Nazarenos, el día veintiocho de mayo de mil quinientos ochenta y nueve.

La máxima autoridad a nivel personal recaía sobre el hermano mayor, cargo que ha llegado hasta nuestros días. Era elegido de la forma que sigue: El primer día del año se convocaba el cabildo, la asistencia de los hermanos era obligatoria quien faltase a la cita recaía sobre él una multa de diez maravedíes. Se iniciaba la reunión levantándose un sacerdote o sacerdotes presentes que fuesen cofrades o en su defecto el guardián del convento de San Francisco que junto con el escribano de la cofradía, se retiraban a un lugar secreto donde llamaban uno a uno a todos los cofrades asistentes que conducidos al citado lugar depositaban su voto. Salía elegido quien mayor número de votos obtenía. Su mandato duraba solamente un año. El hermano mayor elegido lo era de las dos hermandades, es decir de la hermandad de los Nazarenos y de la del Cordón: “… y hermano Mayor que saliera helegido de la Cofradía de los Nazarenos sea el mayor en la del Cordón”.

No existía, como ahora, candidatos a hermano mayor. Para dicho cargo podía ser elegido cualquier cofrade de las dos hermandades que integraban la nueva cofradía, sólo se requería que fuese un hombre principal, honrado, virtuoso y solícito. Aunque el cargo era de libre aceptación quien renunciara era multado con una arroba de cera.

Otro cargo importante era el de mayordomo cuya elección se hacía lo mismo que la del hermano mayor. Entre sus competencias estaba repartir las tasas en las fiestas que se celebraban, guardar los documentos, cruces y túnicas de la cofradía, cuyo número debería ser suficiente para que todo hermano que careciese de los medios económicos necesarios, contase con su túnica y cruz a cambio de una limosna de dos reales. El lugar donde se guardaban las cruces y túnicas era el convento de San Francisco.

No aparece en las Constituciones los cargos de alférez y secretario. Sí, tenía la cofradía un escribano cuya función era tomar nota de los votos emitidos en la elección de hermano mayor, del nombre de la persona elegida para dicho cargo, el nombre del mayordomo y con toda seguridad de los acuerdos de cabildo. No era el responsable de guardar los documentos y libros de la cofradía, tal función le correspondía al mayordomo como ya se ha dicho.

QUIÉN PODÍA INGRESAR EN LA COFRADÍA
La cofradía estaba abierta a todo hombre, sólo a hombres, no se admitían mujeres, importando poco su posición económica, fuese rico o pobre, siempre que cumpliera con unas estrictas condiciones que eran: “la de ser virtuosos y no amancebados, de buena vida, fama y costumbres, de ninguna manera podían entrar los borrachos, esclavos, negros y mulatos”.

LOS CABILDOS
El único órgano colegiado existente, en la cofradía de aquellos tiempos, era el cabildo. No hablan las Constituciones nada, absolutamente nada, de junta directiva, es de suponer que no existiese. El número de cabildos que se celebraban al año eran dos, el primero de ellos, como hemos visto, en año nuevo para elegir al hermano mayor y el segundo el domingo de ramos a partir del mediodía y cuyos puntos a tratar eran los referentes a la organización de los actos a celebrar durante la semana santa. Nadie podía inhibirse del cumplimiento de lo acordado bajo pena de ser multado con una libra de cera. No establecen las Constituciones la clasificación de cabildos ordinarios y extraordinarios.

ACTOS DE SEMANA SANTA
Los principales actos que en Semana Santa celebraba nuestra cofradía eran éstos:

-Las Confesiones que tenían lugar el jueves santo por la mañana en la iglesia de San Francisco. Los cofrades con ceras se dirigían a dicha iglesia con sus estandartes y vestidos con túnicas de color rojo y el Cordón de San Francisco, llevando un escudo en el pecho con las figuras de Nuestra Señora y las Cinco Plagas. Este acto duraba desde la mañana hasta encerrarse el Santísimo y todos los hermanos confesaban y comulgaban. Su asistencia era obligatoria siendo multado con media libra de cera quien injustificadamente no asistiera.

También el jueves santo deberían contribuir los cofrades con sus limosnas a dar de comer a doce pobres que eran servidos por los hermanos mejores vistos, es decir, por aquellos que llevaban una más ejemplar vida. Después de la comida cada pobre recibía ocho maravedíes con el ruego “de que pidieran a Dios por todos los cofrades para que el Señor los oiga y reciban de El mercedes”.
En aquellos tiempos se podía comprar con esos ocho maravedíes, dos huevos que significaban un desembolso de seis maravedíes sobrando dos y poco más de un cuarto litro de aceite.

-Procesión del viernes santo. La procesión del viernes santo salía de San Francisco, como lo hace actualmente. Estaban obligados asistir a ella todos los religiosos del monasterio de San Francisco y todos los hermanos. Por invitación asistían también los clérigos de la localidad. La carrera era previamente determinada por el Hermano Mayor y aprobada en cabildo celebrado el domingo de ramos, consistía en visitar las iglesias previo recorrido por calles de Baena con la cruz sobre el hombro, descalzos, rezando el rosario, gruesas cuerdas atadas al cuerpo y en el más absoluto silencio, quien quebrantara esta norma era multado con medio real a pagar a la cofradía pues: “esta Cofradía se instituye para más servicio a Dios y mejor ejemplo del pueblo cristiano”. Las cruces eran todas de las misma longitud, anchura, grosor y peso y de madera de dos varas y media de largas, es decir, dos metros aproximadamente, ocho dedos de ancha y cuatro dedos de gruesa. Solamente los menores de veinte años podían sacar cruces más pequeñas y menos pesadas. La procesión iba encabezada por el estandarte de color pardo con las figuras del Padre San Francisco y Nuestra Señora, a continuación las imágenes del Padre San Francisco con la cruz a cuestas, Cristo con la cruz a cuestas y por último la de Nuestra Señora. No estaba permitido la asistencia de seglares a la procesión.

FIESTAS A CELEBRAR
Además de estos actos y procesiones propios de la semana santa, la cofradía celebraba las fiestas siguientes:

-El día del Señor San Francisco, con misa mayor y vísperas, sermón y procesión con asistencia de todos los cofrades, estando obligados los cofrades a dar cera a los religiosos y seis reales de limosna. El Hermano Mayor podía aumentar la referida limosna si fuese necesario.

Las Constituciones

ARTÍCULOS DE SEMANA SANTA

CAMBIARÍA LOS OSOS DE ELISEO POR UNA ORZA DE ACEITE,
por José Javier Rodríguez Alcaide

Siempre me extrañó que mi padre, maestro de escuela, me dijera que el profeta Eliseo era calvo cuando lo veía desfilar en semana santa en Baena con larga melena.

Era calvo, calvo, de fuerte corpachón y capaz de arar las tierras dirigiendo a dos bueyes. Un día Eliseo salió de Jericó y su fue caminando hacia Betel. Al subir por una cuesta un grupo de niños le perdió el respeto, se burló de él y le gritaron » Sube, calvo; sube, calvo». Eliseo les maldijo en nombre de Dios y Dios le envió dos osos que salieron del bosque y destrozaron a cuarenta y dos de ellos. De allí se fue el Carmelo y del Carmelo a Samaria.

Nunca me gustaron los osos del profeta Eliseo. Yo hubiera preferido que, celebrándose la procesión de la comunidad de profetas en Baena, Eliseo portara como atributo una orza de aceite y unas aceiteras, feliz recordatorio del milagro que hizo a la viuda de uno de los profetas de su comunidad.

Cuenta el segundo libro de los Reyes que una viuda con dos hijos, a quién el acreedor de su marido reclamaba en pago lo dos hijos que se llevaría como esclavos, se presentó ante Eliseo pidiéndole ayuda.

«Qué tienes», le dijo Eliseo.» Tengo una orza de aceite», contestó la viuda. Eliseo le ordenó lo siguiente:

«Anda, pide varias vasijas vacías a todas las vecinas. No te quedes corta».
» Entra, cierra la puerta tras de tí. Las llenas de aceite y las apartas a medida que se vayan llenando»

La viuda le comunicó a Eliseo que no podía conseguir más vasijas del vecindario.En ese momento el aceite dejó de fluir y se detuvo. Eliseo le ordenó:

«Anda ,vende el aceite y paga a tu acreedor»
«Tu y tus hijos viviréis de los restante».

Quizás en los montes de Baena, en aquella época hubiera osos y niños ineducados, pero ahora aquellos hayedos y encinares se sustituyeron por feraces olivares . Seria más lógico y pedagógico explicar a Eliseo viéndolo desfilar no con dos osos sino con orza de aceite y aceiteras. Se que no será posible cambiar la tradición ni que Eliseo desfile calvo ante el pueblo de Baena.

Eliseo

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EL REY DAVID CON SU LIRA,
por José Javier Rodríguez Alcaide

Pasea con dignidad el Rey David con su lira. Como realeza va coronado de oro, camina con majestad portando la cítara en su brazo izquierdo. Lleva barba zaina en punta de lanza para domeñar a sus esclavos. Viste túnica de pana de color marengo, ribeteada de oro y se cubre con manto azul, sobre corpiño rojo. De joven sabía tocar la lira, lo que le permitió hacer amistad con el rey Saúl, porque cuando a Saúl «el espíritu de Dios le asaltaba, David tomaba la lira y la tocaba. Saúl, tras el canto, encontraba bienestar y calma y el espíritu maligno de él se apartaba».

Hoy, David tañería no lira ni cítara sino laúd o guitarra. El rey David desfila por Baena en Semana Santa como si mi pueblo fuera un lugar sin latitud por el que atraviesa Mesones y Llana sin pausa. David no es conjetura sino realidad desprendida del primer libro de Samuel su protector aunque no jerarca.

Yo supe, de niño, del que fuera rey David por su hazaña contra Goliat, de seis codos y un palmo de estatura, con un yelmo en la cabeza y coraza de escamas de cinco mil siclos de bronce, dotado de jabalina y de una lanza que era como enjullos de tejedor. David para el combate solo tenía cayado y cinco cantos lisos que los puso en el zurrón y una onda de pastor como única arma. El combate se libró favorable a David quien sacó del morral una piedra y con la onda al gigante hirió , quedando el canto de piedra clavado en su frente;tumbado en tierra con la espada de Goliat David al gigante la cabeza le cortó. Ante Saúl David se identificó como vencedor de los filisteos y se presentó como hijo de Jesé, nacido en Efreta, hoy Belén.

Para mí es sorpresa ver a David con la lira y no con las armas de Goliat que colocó en su tienda de vencedor tras llevar la cabeza de Goliat a Jerusalén. «Las mujeres cantaban y danzaban en honor de David al son de adufes (panderos) y triángulos». El Canto de las mujeres molestó mucho a Saúl porque decía así: «Saúl mató a sus millares y David sus miríadas».

Por la envidia de Saúl a David el triunfo contra Goliat le duró bastante poco; se prolongó hasta que los tambores dejaron solos a los filisteos muertos. David escarmentado de su victoria se tuvo que refugiar en la cueva del eremita Samuel. Mal lo pasó hasta que murió Saúl de quien heredó díadema para su cabeza y brazalete para el brazo, símbolos de realeza. A la muerte de Saúl David con su lira entonó larga elegía en una de cuyas estrofas se canta:

» Hijas de Israel por Saúl llorar,
que de lino se vestía y carmesí,
que prendió joyas de oro
de vuestros vestidos»

 El Rey David

ARTÍCULOS DE SEMANA SANTA

ADÁN Y EVA,
por José Javier Rodríguez Alcaide

Venían con sus capas blancas de pureza
nuestros primeros padres, Adán y Eva.

Subieron al amplio balcón del Monte Horquera
y la escarcha del pecado allí se aposentó
y junto al pecado sonreía la inocente Eva.
Todo Baena en la plaza la contemplaba
dando de comer a Adán la manzana traicionera.

Como marineros que quieren achicar el agua
los niños gritábamos para que Adán no comiera.
Eva cortó la manzana del árbol y a todos nos la mostró
antes de arrastrar a su compañero a la madriguera.
La sinuosa, delgada y sibilina serpiente se deslizó del árbol
y bifurcó el camino correcto de la pareja primera.
Los niños quisimos darle caza y la perseguimos
por barrancos y torronteras hasta que se perdió en la roquera.

La Muerte ganaron con la manzana, al comerla, Adán y Eva.
Se les cayeron sus capas blancas de pureza y con ramos de olivo
sus pecados cubrieron ante todo el pueblo de Baena.

Fotografía: Viernes Santo de 2006. A la izquierda, el recordado hermano mayor de la cofradía, el nazareno Francisco López. La imagen recoge el momento en el que Eva ofrece la manzana a Adán en el Sermón del Paraíso.

Adan y Eva

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ELÍAS Y LA PAREJA DE CUERVOS,
por José Javier Rodríguez Alcaide (*)

Hubo en Baena en 1945 una gran sequía y con la sequía una gran hambruna que perduró hasta 1946.En aquella fecha yo contaba con ocho años de edad y se vivió una semana santa de dolor y amargura.Los crespones morados que cubrían los altares añadían tristeza a los estómagos y a las vidas. Fueron dos años de sequía que llevaban tristeza como quien tiene una mala compañía. Una alianza tan perversa como la de Ajab, el hijo de Omri y su suegro Ittobaal, rey de los sidonios, para el pueblo de Israel. En ese contexto y en plena sequía, como castigo al culto a Baal, aparece el ciclo de Elías.

Siempre me pregunté por qué Elías en la semana santa de Baena llevaba un cuervo en su mano derecha. Tras la contestación que me diera mi padre, maestro de escuela, imaginé que el Marbella era el río Querit, sito al este del Jordán, en una de cuyas cuevas se escondiera Elías para beber del torrente y escapar de la sequía. En aquella cueva en plena sequía fue alimentado por dos cuervos con pan y carne dos veces al día. El torrente se secó como en ese año lo hiciera el Marbella. En Baena no se rezaba a Elías para que el rocío y la lluvia viniera sino que se sacaba al Nazareno en rogativas.Luego llovió bastante en 1947 y no «se acabó la harina en la tinaja ni el aceite en la orza» tal como dijera Elías a la viuda de Sarta de Sidón.

Cada Semana Santa en Baena, Elías camina pausadamente con un cuervo en su antebrazo derecho, portando túnica de terciopelo negro y dorado manto cruzado sobre su hombro izquierdo. Sereno y canoso avanza pensando en la misericordia divina que le envió dos cuervos para poder comer en aquella terrible sequía.Luego Dios le subió al monte Carmelo para contemplar como las nubes venían a regar aquellas tierras benditas como regó las de Baena tras del Nazareno las rogativas.

(*) José Javier Rodríguez Alcaide es Hijo Predilecto de Baena.

cuervos

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LOS DOS LEONES DE DANIEL,
por José Javier Rodríguez Alcaide

Me parecían de juguete los dos leones que llevaba el profeta Daniel en su mano sobre una pequeña peana. Túnica morada en tela de pana caminaba con seriedad el Profeta con sus manos enguantadas. Cada profeta que procesiona en la semana santa de Baena es mensajero de Dios que ha experimentado su presencia y anuncia la salvación.

Siempre me interrogaba sobre la razón por la cual Daniel llevaba en su mano dos leones como si fueran un pequeño juguete. Según mi madre, maestra , Daniel fue persona importante en la corte de Nabudoconosor, luego en la de su hijo Baltasar, el de la gran cena, y por fin en la del gran Darío, el Persa. Porque supo interpretar los sueños de estos tres reyes Darío le alzó al puesto de ministro entre sus sátrapas.Darío, engreído cual si fuera dios, ordenó que solo a él se le podía rezar y Daniel fue inculpado por rezar tres veces al día mirando a Jerusalén desde Babilonia. Por no adorar a Darío Daniel fue arrojado al foso de los leones para que fuese devorado.

Aquel castigo le dije a mi madre me parecía cruento e inhumano pero ella me tranquilizó cuando me relató que a la mañana siguiente Daniel estaba sano y salvo, sin heridas ni zarpazos. Se cumplieron las palabras de Darío al arrojarlo al foso cuando con rabia exclamó: «Tu Dios, al que con perseverancia sirves, te salvará». Y Dios a Daniel salvó. Cuando mis padres se trasladaron a Córdoba y fui por primera vez al circo al contemplar al domador encerrado en la jaula con los leones se me antojó que era el profeta Daniel y que saldría ileso de la jaula , así que no me asusté.

El desfile de los profetas en la semana santa de Baena es siempre una buena enseñanza. Daniel nos enseñó que es mejor adorar a Dios que al dinero y al poder; y que ante ese amor hasta los leones se amansan.

Daniel

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EL GALLO DE SAN PEDRO,
por José Javier Rodríguez Alcaide (*)

Jamás había reparado tanto en el canto del gallo en la alborada hasta que vi a San Pedro llevando en su mano el gallo en la procesión de Semana Santa. Mis padres tenían un gran patio al final de mi casa que servía de gallinero y allí encerrado en paredes de tela metálica, el gallo cada mañana con la aurora me despertaba. A partir de ver a San Pedro, yo al gallo de mi casa otra interesada atención le prestaba, porque para mí significó aviso de incumplimiento y traición al amigo que le prefería y le amaba.
Solemne, con túnica roja dorada y carátula de canas, San Pedro camina erguido reconociendo su miedo y el incumplimiento de la palabra dada. “Tres veces me negarás antes de que venga la madrugada” le dijo Jesús a Pedro. Y en casa de Caifás y luego en el Sanedrín el miedo a ser reconocido como amigo del nazareno le penetró el alma. Y Pedro a Jesús negó su amistad y se cumplió su advertencia de que, antes de que el gallo cantara tres veces, Pedro le negaría, dejándolo en la estacada.

Por eso en Baena, en su Semana Santa, Pedro lleva ante su pecado el gallo que con su temprano canto le denunciara. Malo es negar la amistad; peor es no reconocer el amor que Cristo le profesaba. Esta es la razón por la que Pedro hace penitencia en nuestra Semana Santa y lleva al gallo por testigo de su cobardía malsana.

Cuando un gallo canta en el alba, siempre recuerdo a San Pedro en nuestra Semana Santa.

(*) José Javier Rodríguez Alcaide es Hijo Predilecto de Baena.

Imagen: Hermandad de los Apóstoles de la Cofradía de Jesús Nazareno. San Pedro, tras el estandarte, encabeza el desfile de la hermandad, el Viernes Santo de 2008.

S Pedro

UNA INTERESANTE INVESTIGACIÓN DE EMILIO CABRERA SOBRE LOS JUDÍOS DE BAENA, EN LA WEB DE JUAN ALFONSO

José Amador de los Ríos es considerado uno de los grandes intelectuales españoles del siglo XIX. El escritor baenense hablará de los judíos como “una raza dotada de tan perseverante actividad y clara inteligencia”, que había hecho “altos y trascendentales servicios” a la civilización española, “contribuyendo activamente a la realización de la grande obra de Pelayo; acaudalando, ya que no creando, su industria; fortaleciendo su comercio y su agricultura; ilustrando sus ciencias y sus letras…”. Amador de los Ríos dirá que la existencia del pueblo hebreo “fue realmente útil al desarrollo de la civilización española, ya por contribuir eficazmente a la obra de la Reconquista, primero y principalísimo fin de la rehabilitación política y social inaugurada por Pelayo, ya por haber tenido parte no despreciable, en unión con la grey mudéjar, en la creación de una industria rica, activa y más perfecta de lo que el vulgo de los doctos supone, fomentando así las fuentes de la riqueza pública, y dando vida a la agricultura y al comercio, ya, en fin, por haber concurrido a despertar el espíritu de los pueblos cristianos del letargo intelectual en que yacían, con el cultivo de las ciencias y de las letras”. Asimismo, denunciará la actitud de los gobernantes españoles de Aragón y de Castilla al permitir la persecución de los judíos: “… y arrastrados, por último, en la invencible corriente del fanatismo, prefirieron, no sin ingratitud, el arrojar de la Península a la raza perseguida, a emplearse, como eran obligados de justicia, en su amparo y defensa, combatiendo y extirpando los errores y supersticiones del vulgo”. Del mismo modo, se convertirá en uno de los primeros críticos de la actitud de los gobernantes españoles al expulsar a los judíos: “… hubo, en fin (y hemos sido los primeros en consignarlo), notoria ingratitud por parte de Isabel y de Fernando, en orden al modo de pagar los insignes servicios prestados por los judíos en la inmortal empresa de la conquista del reino granadino”.

Aunque no recogerá Amador de los Ríos en su obra referencias sobre la importancia que alcanzaron los judíos y los conversos en la villa de Baena, el historiador Emilio Cabrera ha descubierto en el Archivo de Simancas una enumeración de judíos conversos que demuestra el significativo número de personas que integraban la población baenense en el siglo XV. Cabrera, en una importante aportación presentada con motivo del I Congreso sobre el Cancionero de Baena (1999), analiza una lista de conversos baenenses de finales del siglo XV en la que se encuentran cerca de 400 registros. El historiador cordobés concluye que, teniendo en cuenta el censo de 1530, Baena contaba con unos 7.000 habitantes y era la segunda entidad con mayor población del reino de Córdoba, tan sólo por detrás de la capital, que tenía 30.000. De estos 7.000 habitantes, Cabrera estima que unos 1.500 individuos eran judíos conversos, por lo que al finalizar el siglo XV significaban el 22,56% de su población. “Si Lucena fue, por antonomasia, de todos los pueblos de Córdoba, aquel donde hubo mayor número de judíos en la época de dominio islámico, Baena fue, con toda seguridad, aquella en la que más abundaron los conversos, lo cual, a su vez, nos permite intuir una importante cifra previa de judíos a lo largo de la Baja Edad Media”, dirá Cabrera.

Comentario: F. Expósito.

ESTA INTERESANTE APORTACIÓN DE EMILIO CABRERA, INCLUIDA EN LAS ACTAS PUBLICADAS EN 2001, SE PUEDE DESCARGAR DESDE EL PORTAL DE LA FUNDACIÓN JUAN ALFONSO DE BAENA. OS INCLUIMOS EL TEXTO PREPARADO POR EL DIRECTOR DE LA FUNDACIÓN, JESÚS L. SERRANO, EN LA CITADA PÁGINA:

JUDEOCONVERSOS DE BAENA
«D. Emilio Cabrera Muñoz, catedrático emérito de la Universidad de Córdoba, presentó en el I Congreso Internacional Cancionero de Baena una de las aportaciones más novedosas e interesantes entre las investigaciones que se han realizado sobre la historia de Baena.

En las actas de este primer congreso quedó plasmado el hallazgo, fruto de una investigación en el Archivo de Simancas: Los conversos de Baena en el siglo XV. La cantidad de judeoconversos y la información que sobre ellos proporcionó el profesor Emilio Cabrera constituye la base de futuras investigaciones sobre la presencia judía en Baena.

El historiador baenense Valverde y Perales menciona, sin aportar documentación, el barrio del Corralaz , como el de los judíos (Historia de la villa de Baena, 1903, p. 119). Tanto la configuración física de la zona, donde estaría la iglesia del Salvador, como por otros documentos que presentaremos más adelante, determinan que este lugar fue la judería baenense.
Gracias a la investigación de D. Emilio Cabrera tenemos una base sólida para generar futuras aportaciones sobre el tema. Baena tiene entre sus personajes importantes a uno que ha hecho y sigue haciendo transcender su nombre: precisamente a Juan Alfonso de Baena, uno de los conversos más conocidos del siglo XV español.

En relación a esto y al barrio de la Malena, (Magdalena), donde estaría la iglesia de este nombre, no lejos de la del Salvador, se puede leer un artículo incluido en las mencionadas actas , donde se aclaran términos que permanecían sin desvelar. Es un poema de Juan Alfonso haciendo alusión a este barrio de la Malena.
Conviene recordar cómo también en abril de 2008 el Grupo Cultural Amador de los Ríos organizaba una exposición fotográfica de Francisco Sánchez titulada Esencia de Sefarad sobre la red de juderías. En esa ocasión se sugirió a las autoridades municipales realizar una excavación en esa zona, pero no se llevó a cabo».

ENLACE PARA DESCARGAR EL ARTÍCULO DE EMILIO CABRERA:
http://www.juanalfonsodebaena.org/uploads/NOVEDADES/ActasBaenaCabrera.pdf

Baena B y N

A-MAR-ES DE OLIVOS

A-MAR-ES DE OLIVOS,
por Jesús Luis Serrano Reyes

Desde el olivo, Baena.
Aceite, savia hecha de historia,
raíz profunda, cuna de futuro,
horizonte verde, verde de esperanza.

SALUD-O
La mirada MAR-eada de verde,
en el horizonte embriagado de olivos,
prendida la vista inoculada,
se despereza la luz del sueño.
Aurora de oración perenne.
“Olivo, que estás en el suelo,
abraza mi corazón herido,
y bendice su savia roja.
Hágase tu consuelo en el mío,
únceme con seminal auxilio,
oh tú, alambique de sol y agua”.

A-DIOS
A mi corazón, roja amapola,
acuden en la sangre infinita
los deseos de todos los tiempos.

En tu raíz me abraso
hasta despertar en tus ramas,
ocaso de canción intempestiva.

«Hoy, que te veo,
no siento lo que escribo,
mañana, cuanto no te vea,
sentiré no haberte sentido».

Mar de olivos

ARTÍCULOS DE SEMANA SANTA. EL PROFETA JEREMIAS

por José Javier Rodríguez Alcaide

Cuando era niño prestaba mucha atención al profeta Jeremías, que desfilaba en la Semana Santa de Baena. Su cara estaba muy triste, de sus ojos caían lagrimones y en sus manos y portaba hieráticamente las murallas de Jerusalén, según unos, y los muros del Templo, según otros.

Me explicaba mi madre que Jerusalén fue mansión paradisíaca, situada en tierras de Judá y que fue arrebatada por Nabudoconosor durante el reinado de Seducías. Por eso, lloraba Jeremías. Ante el poder de Babilonia Jeremías sugirió a los sucesores de Benjamín dejar Jerusalén y avisar con el cuerno a los habitantes de Técoa.

Siempre, año tras año, me impresionaba la máscara de Jeremías. Tras las palabras de mi madre, me pareció expulsado de su ciudad, como si le hubieran cerrado las, puertas, como si su dicha hubiese sido frugal, como si llorase por haber derrochado todo en exceso. Por eso peregrina a silencioso por la calle Mesones que es de donde yo lo veía. Tenía fijación en este profeta, pues me parecía que se le había caído la esperanza sin hacer ruido, como si dentro de la máscara llevará su ruina, de la que todo Baena en Semana Santa era su testigo.

Cuando en el bachillerato leí la primera lamentación de Jeremías entendí tanta tristeza. Porque Jerusalén iba a ser un montón de piedras, guarida de chacales y la ciudad de Judá iba a quedar desierta. Habían quedado a merced del enemigo los muros de los palacios y destruidas las muralla de la hija de Sión. Me fui de Baena con trece años de edad y todavía tengo impresa en mi mente la cara de tragedia y lagrimosa de Jeremías solemnemente en procesión.

El Profeta Jeremias

EL MISERERE DE LA COLA NEGRA

por José Javier Rodríguez Alcaide.

Cada viernes de cuaresma redobla el tambor camino de San Francisco por la Puerta Córdoba. Me recuerda la Tristeza que lleva consigo la atrición antes del total arrepentimiento; ese pesar de haber ofendido a Dios por temor a las consecuencias de la ofensa cometida. Añeja costumbre de profunda religiosidad, que pronto cumplirá tres siglos en el alma penitente de los baenenses de la cola negra. Esa culpa con la que nacimos solo la puede limpiar la sabiduría de Dios tras el arrepentimiento. Cuando vuelven del miserere los colinegros regresan limpios a su casa más blancos de culpa que la nieve, porque desde el hisopo han recibido el agua purificadora sobre su corazón humillado y contrito.

Yo lo recuerdo porque cada viernes me preparaba para ello. La Oscuridad de la tarde, apoyado en el alféizar de mi ventana, desprendía el suficiente dulce estupor para producir en mí abstinencia de distracción. Era alimento puro para mi posterior sueño.

El tambor con su redoble descendiendo a San Francisco era como un aliento que se alejaba acompañado de su eco, que se escondía como se esconde a la Muerte. Bajaban taciturnos y en silencio acompañando al triste redoble que implora piedad al Nazareno, como temiendo la presencia del infierno. Bajaban con fe para poder nacer tras el perdón a una nueva vida aunque suponga desgarre y duela como le duele al pellejo del tambor tanto redoble lastimero.

Al llegar a san Francisco se oye un murmullo profético. Hay una Soledad con la cual algunos mueren sin arrepentimiento. Para no morir sin compañía todos se arrodillan ante el Nazareno. Luego vuelve la euforia a los colinegros como una brisa tras el arrepentimiento.

IMAGEN: Antigua fotografía de un grupo de amigos junto a la imagen de Jesús Nazareno, perteneciente al archivo de Rafael Jiménez.

LA MÚSICA DEL MISERERE
Os dejamos con un vídeo del grupo musical que lleva interpretando más de 40 años el miserere de Baena, junto a la imagen de Jesús Nazareno y en los misereres. Formados en el barrio de San Bartolomé, este grupo de amigos lo integran Jesús Navarro, José Galeote y Curro Navarro. Pura tradición transmitida de padres a hijos: https://www.youtube.com/watch?v=Lbc8GSRy2Tc

Albaceas

LOS MISERERES DE BAENA

EL MÍERCOLES DE CENIZA COMIENZA UNA DE LAS PRINCIPALES TRADICIONES DE LA CUARESMA

FRANCISCO EXPÓSITO (*)
Durante todo el año el sentir cofrade se manifiesta en las numerosas actividades que organizan las hermandades y cofradías. Algunas de ellas celebran actos concretos en honor de sus titulares, como sucede con la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que celebra una procesión el 14 de septiembre, junto con otros actos de culto, y la hermandad de la Virgen de las Angustias, que procesiona a su imagen el tercer sábado del mismo mes. No obstante, el anuncio de que faltan pocas semanas para el inicio de la Semana Santa se refleja a partir del Miércoles de Ceniza con la organización de los habituales misereres. A partir de este día, y ya todos los viernes de Cuaresma, los judíos de la cola negra desfilan hasta la iglesia de San Francisco, donde tiene lugar una función religiosa en la que se interpreta el popular miserere baenense. A medida que se acercan los días semanasanteros, otras hermandades se irán incorporando a los desfiles hasta el mismo Martes Santo, cuando tiene lugar el último de los organizados.

Pero, ¿qué son los misereres y cuándo surgieron?
En sentido estricto, los misereres son actos penitenciales de arrepentimiento, que se realizaban para alcanzar la reconciliación con Dios tras haber pecado. Su origen se encuentra en el Salmo 51 que dedica David a Dios en señal de arrepentimiento tras haber pecado con la mujer de Urías, Betsabé.

En la Semana Santa de Baena, los misereres se han convertido en actos penitenciales que realizan las cofradías en sus iglesias durante la Cuaresma, en los que tras un desfile se celebra una Santa Misa y se suele cantar, con música original de Baena, un texto que reproduce el Salmo 51, junto con el Stabat Mater. Este acto tiene lugar tras la celebración de la función religiosa.

El origen de los misereres en Baena se remonta a fechas anteriores al siglo XVIII. Ya en 1743 doña Elena de Mesa establece en el convento de San Francisco, mediante una dotación económica, la obligación de cantar la comunidad franciscana el miserere a la imagen de Jesús Nazareno todos los viernes de Cuaresma.

La quinta cuadrilla de judíos de la cola negra, reorganizada por José Gan, recuperó los misereres en 1927, al acordar la celebración de un miserere a Nuestro Padre Jesús Nazareno en San Francisco el viernes último del quinario. Este acto se completará con la aportación de una limosna al asilo el mismo día. Ese año ascendió la limosna a 65,5 pesetas, que se realizaron a través del envío de 100 kilos de bacalao.

La constancia de Gan, uno de los grandes valedores de la Semana Santa actual, se mantuvo en los difíciles años de la guerra al organizar en contra de lo prohibido un miserere en San Francisco en la noche del Jueves Santo. Entonces no importó el color de la cola, pues participaron cofrades blancos y negros. El éxito que alcanzó el miserere organizado por la cuadrilla de Gan queda reflejado a través de diversos medios locales de información, como sucedió con el periódico ‘Nuevas’, que tituló el día 8 de abril de 1935 de la siguiente manera: “El miserere de la 5ª cuadrilla resultó imponente’. Según se relataba este periódico, el aspecto que presentaba la iglesia de San Francisco “era grandioso”, pues era imposible que cupieran más fieles. A lo largo del recorrido, las calles presentaban el aspecto de un día de procesión. El desfile, narra el redactor de ‘Nuevas’, se desarrolló con gran entusiasmo y animación. Estas son las palabras con las que describió el inicio del recorrido el periódico local: “Minutos después de las nueve de la noche, la comitiva se puso en marcha. Abrían calle los redoblantes y el estandarte. A continuación, en dos ordenadas e interminables filas, los cofrades, todos ellos luciendo en la solapa el número 5, insignia de la cuadrilla. Seguían, también en ordenadas filas, los invitados, y cerraba esta parte de la comitiva la presidencia formada por el hermano mayor de la cofradía, don José Baena Rojano, cuadrillero don José Gan Roldán y demás personalidades y elementos de la directiva. Seguían los trompeteros y, por último, cerrando el cortejo, la Banda Municipal dirigida por el maestro Díaz, que interpretaba animadas composiciones”.

El itinerario de este miserere fue el siguiente: Ruiz Frías, Juan Rabadán, plaza de la República (actual Plaza de la Constitución), calle José de las Morenas (Mesones en la actualidad), San Bartolomé, Puerta de Córdoba y San Francisco. El regreso se realizó por las calles Puerta de Córdoba, Amador de los Ríos y Ruiz Frías.

Al parecer, en los primeros años de celebración en este siglo el miserere se integraba de redoblantes de judíos vestidos de paisano y antorchas de brea delante del estandarte, correspondiéndole cada viernes a una cuadrilla hacer el miserere. En la actualidad, los misereres se inician el Miércoles de Ceniza con el miserere organizado por la hermandad del Cristo de los Azotes. A partir del Miércoles de Ceniza se generalizan los misereres todos los viernes de la Cuaresma.

El último miserere se desarrolla el Martes Santo, cuando las hermandades de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús del Huerto y San Diego, junto con la turba de judíos de la cola blanca, participan en el miserere celebrado en la iglesia de San Francisco. Al día siguiente, Miércoles Santo, se inician los recorridos procesionales de la Semana Santa, después del organizado el Domingo de Ramos.

(*) Texto extraído del libro “Semana Santa de Baena. Historia de una devoción popular”, publicado en 1999.

Miserere