Rafael Ruiz Arjona ha finalizado, con la ayuda de su sobrino Rafael Carmona, un libro muy esperado por los baenenses, ya que recoge aquellos juegos tradicionales de Baena con los que los niños y las niñas de la localidad disfrutaban en los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo. Con ilustraciones de Ávila, la publicación está a la espera de encontrar la financiación necesaria para su edición. Desde el Grupo Cultural Amador de los Ríos felicitamos a Rafael Ruiz y a Rafael Carmona por este valioso documento sobre nuestra historia.
De la mano de Rafael Ruiz publicamos el prólogo del libro, que lleva por título “Juegos tradicionales de los chiquillos y las chiquillas de Baena (1940-1950)”.
PRÓLOGO
Una mañana de domingo algo mediado el invierno salí de casa camino del Rastro madrileño. Hacía frío. Mi visita siempre es lo mismo revolver en los montones de libros de ese ejemplar que ya no se encuentra en las librerías, buscando cualquiera que tenga relación con Andalucía, si es de Córdoba aún mejor.
El Rastro es el comercio más insólito y desproporcionado en la Villa y Corte, sorprendente por tradición donde se venden artículos de segunda, tercera o cuarta mano, un día después de haber localizado un librito en octavo “Andalucía también es esto”, de poco más de un centenar de páginas en la calle Mira al río en la que el visitante puede presenciar la mayor esencia del Rastro, encontré un hombre que pasaría de los setenta años embutido en grueso chaquetón, apuraba un bocadillo envuelto en papel de periódico aterido de frío, según el baile de sus pies, en el suelo una amplia maleta de cartón esperaba clientes a sus mercancías. Insólito. Una corbata arrugada que en tiempo sobrepasaba la primera República, media docena de lágrimas de lámparas de cristal, un flexo derrengado, un candado herrumbroso sin llave, dos libros en cuarto, un tren desarticulado de lata de los años 40 del siglo pasado, una cuerda para saltar de niña de esos de empuñadura de madera.
Esto me llamó la atención y no sé por qué, por esas cosas que duermen de antiguo en el archivo de la memoria se despertó con urgencia, me llevó a tomar algunas notas: “hacer un recuento de los juegos que teníamos los chiquillos de Baena en los años 1940-50”, casi me molestaba la impaciencia, por el camino en el Metro recordaba de forma breve juegos y pasatiempos de lo que disfrutábamos, el trompo, los santos, piola, salto turrón, salto la canasta, partidos de pelota con número de goles acordados sin tiempo para lograrlos. En el no largo trayecto se aparecieron juegos como un oasis en el desierto, en realidad los tenía olvidados y esto ocurría sobre 1980, en casa más sosegado dejé tiempo para planificar alguna búsqueda después de los primeros apuntes hechos que pasaban del centenar.
Después del primer sobresalto o hallazgo del viejo saltador fue tomando líneas de búsqueda porque los juegos tradicionales se pueden estudiar desde muy diversos análisis, ahora se abría un tiempo para ir recordando y ajustando los desarrollos del juego aunque no en todas las calle o pueblos siendo el mismo, siempre existían algunos matices, tampoco tenía por qué ser una forma de manual ya que había en ellos libertad para entenderlos y jugarlo. Lo pensado no tenía más sentido que aunque fuera por el momento recordarlos con brevedad, pensando siempre que eran un patrimonio que tiempo después la Unesco los ha declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Así que la primera intención era salvarlos para el recuerdo y no perderlos, el acopio de paciencia, preguntas a personas de otras ciudades para comparar sus formas unos con otros en su puesta en práctica había alto grado de semejanza en el desarrollo, los distinguían los nombres con los que son designados, pero de una u otra forma en esencia el juego era para el chiquillo una manifestación festiva. Los años le han pasado su vigencia.
Ya se ha dicho que los juegos tienen diversas vías de estudio de carácter benéfico para la cultura ahora no importa el tiempo del olvido, lo que importa es sacarlos a la luz del recuerdo aunque solo sea un mero testimonio de su existencia. ¿Se puede plasmar en el arte más belleza y plasticidad en el movimiento del niño jugando?, por algo los pintores del mayor prestigio -que se anotan más adelante-, le han prestado la atención para llevarlo a sus lienzos, se ha comprobado en 6.039 cuadros todos en la Historia del Arte repartidos en diversos museos de diversos continentes, Brueghel el Viejo es el que los representa en 1559 en “Juegos de niños”, con mayor acierto.
La competitividad en el juego es un apartado que lleva a considerar la autoestima del chiquillo, a la vez que comparte vivencias y se inicia en acatar reglas y observar disciplina, jugando irá aportando al cuerpo facultad física y en todo predomina la nobleza infantil.
El espacio físico para el juego es uno de los aspectos de influencia para desarrollarlos, lo que pasado el tiempo ha sido ocupado por vehículos, plazas y calles que era el soporte perfecto para jugar al aire libre ante la carencia de espacios especializados, la falta de éstos y los deberes extraescolares eran los principios del ocaso de forma diaria y continuada para jugar.
Se decía de vías de estudio con lo que se podía analizar los hechos y componentes que interviene para divertirse jugando. Otro más de los temas es el léxico empleado, éste es el que menos resalta y más se ignora, hay términos que son verdadera rareza que pueden dar al filólogo inestimable sorpresa, al final del libro se recogen sus nombres, arrechi, tabarrí, orejeta, etc., lances expresivos extraños como se advierte.
Una más de la complejidad del juego es la antigüedad y su transmisión, ya que éstos se encuentran en excavaciones siglos a de J.C. y se conocen en nuestros días. La emigración y el tránsito de soldados ha sido el vehículo transmisor con cierta incidencia, en tiempo más cercano de 1961 a 1965 se desplazaron en España 900.000 personas de zonas agrarias a industriales, y 450.000 de la Península hacia Suiza, Alemania, Francia, etc., por lo que se puede pensar que los hijos de esta emigración llevaran sus juegos a otros destinos, en este o en otro periodo de la historia…
En el amplio listado que se expone hay juegos para todas las edades de diversas dificultades y por qué no decirlo de cierto riesgo: deportivos, de fuerza, habilidad, pasivos, de dureza, vocablos y mímica. Todos ellos con sus cuadros que recogen nombre del juego, objetivo, orientados a las edades aproximadas, espacios más idóneos para practicarlos, número recomendado de participantes y la mejor época para disfrutar jugando, incluyendo viñetas ilustrativas, a lo que sigue el desarrollo y reglas del juego, apoyado y contrastado todo con consultas de otros investigadores que asimismo se interesan por esta práctica.