Baena, 17 de enero de 1610, a las 11 de la mañana. El día y la hora estaban decididos. En la antigua Plaza de la Tendilla, la Plaza Vieja, se debía pregonar la expulsión. Felipe III había dictado un bando que fue traído por un correo el 14 de enero. Los seguidores de Mahoma debían abandonar Baena en el plazo de treinta días. Quien incumpliera la medida sufriría la pena de muerte. Además, nadie podía “recibir, ni recetar, ni acoger, ni defender pública ni secretamente morisco ni morisca”. Cerca de 300 personas, incluidos niños, tuvieron que salir precipitadamente de la tierra en la que habían nacido y en la que crearon sus familias.
La historia de Baena conoce tres grandes exilios. Primero fueron los judíos en el siglo XV, después los moriscos en los inicios del XVII y, por último, los republicanos que huyeron tras la guerra civil a partir de 1936. Jesús L. Serrano Reyes, con la colaboración de María Luisa Vílchez, ha publicado recientemente un libro en el que analiza la segunda de estas tragedias, a través de la edición del Centro de Documentación Juan Alfonso de Baena. Se narra cómo cerca de 300 moriscos tuvieron que abandonar Baena a comienzos del siglo XVII, dejando atrás sus riquezas, pero también sus recuerdos. Por eso sorprende que, lejos del espíritu de convivencia entre culturas que fue idiosincrasia de Baena durante algunos periodos históricos, todavía exaltemos en el escudo de Baena la lucha contra los musulmanes durante la Reconquista. Hoy no se entiende la exaltación de la división y el enfrentamiento, que genera sorpresa entre algunos de los visitantes que han llegado a la localidad en las últimas décadas. Durante su historia, Baena fue civilización pagana, pero también cristiana, judía y musulmana. Y eso no puede dejarse al olvido. Jesús Serrano y María Luisa Vílchez nos acercan a un drama, a las entrañas de la historia menos deseable en una investigación con importantes aportaciones. Un mes para abandonar las tierras a las que habían llegado los primeros musulmanes hacía ocho siglos. Un auténtico drama, inconcebible aunque se analice con la mirada del siglo XXI.
Esta nueva publicación del Centro de Documentación Juan Alfonso de Baena, que se convierte en la tercera durante este año, todas bajo la autoría o coordinación de Jesús Serrano, muestra la incansable labor que viene haciendo la fundación dirigida por el autor de este nuevo libro. A principios de año presentó Nueva Planta de la iglesia de Albendín (1788-1790), al que siguió I Centenario de la Muerte de Francisco Valverde y Perales y ahora Los naturales del Reino de Granada expulsados de Baena (1609-1610). Junto a la publicación de libros, la fundación municipal ha organizado durante este año los actos para conmemorar el centenario de la muerte de Valverde y Perales, ha organizado un curso de verano sobre gestión de espacios y programas culturales y ha procedido a la creación de un importante fondo documental digital de obras de autores baenenses que se pueden consultar a través del portal del centro
(http://www.juanalfonsodebaena.org/).
La importancia de este nuevo libro para la historia local se centra fundamentalmente en la interpretación de un manuscrito conservado en el Archivo Municipal de Baena que aporta interesantes aspectos sobre la expulsión de los moriscos de Baena. La dedicatoria con la que se inicia la publicación sintetiza desde el pesimismo una dramática realidad que se ha repetido demasiadas veces: “A todos los marginados y deportados del pasado y del por-venir, porque gobernantes y gobernados seguimos sin aprender de la Historia, que sigue su norte: homo homini lupus est. La involución humana continúa su curso”. Si los judíos fueron expulsados de todos los territorios españoles tras el edicto del 6 de enero de 1492, la suerte de los moriscos, aunque posterior 118 años, tendría las mismas consecuencias. Como entonces, ahora volvieron a repetirse las consecuencias adversas para España, que soñaba su futuro desde el integrismo y la eliminación de la diversidad.
TEXTO: F. Expósito
(CONTINÚA EN CANCIONERO)