MI VECINO, EL HORTELANO, de Rodríguez Alcaide

Mientras la arena de los días se deslizaba grano a grano por el reloj, que medía las horas, los hortelanos de la plaza vieja y de Puerta Córdoba se empeñaban en creer que su tiempo se detenía en el azud del Marbella ¿Qué es un día, qué es un año sin el azud y las huertas? En aquel tiempo de mi barrio nadie se daba cuenta de lo que tramaban en la naciente industria de los molinos de aceite, que podían ser la salvación de unos y la perdición de otros. En los años cincuenta, almas audaces y no acongojadas, emprendieron su marcha a Pont de Sue en el pirineo español; sabían que emigrar era ponerse a merced de los ídolos del progreso catalán pero desterrados de los olores calientes del aceite y alpechín molineros.
El hortelano, vecino de frente de mi casa, no tenía vocación de aventurero, porque tenía trabajo en su huerta a la que bajaba desde el final de Amador de los Ríos al Marbella, sea para el rábano y la col en invierno, o la lechuga y la patata en primavera. Este hortelano, cuando yo era niño, me pareció alto como un árbol, álamo negro, que daba sombra a mi casa. Mi amigo tomaba el burro, tras desayunar un café con aguardiente, y salía a la tenue luz del amanecer; yo oía el tintineo de la campanilla de la acémila al pasar, cuesta abajo, por el empedrado de mi calle y me preguntaba cómo el diablo no tenía ánimos de insultarle por salir a faenar de mañana y tan temprano.
Un día bajé con él a cosechar patatas en primavera. Con las piernas abiertas, Domingo, levantaba la azada entre sus manos y con mi asombro la dejaba caer con terrible fuerza alrededor del macho en que se enraizaba la patatera; me maravillaba como escarbaba el limo filamentoso e iba dejando las patatas al borde de la zanja abierta; tieso y acompasado azada tras azada, dejaba a un lado la azada patatera y blandía la herramienta con la misma unción que un sacerdote eleva el cáliz al cielo o un herrero su martillo en el fuego. El surco quedaba hecho y el macho para la nueva siembra.
Recuerdo el húmedo olor de la tierra, el humo cubriendo el frescor de las patatas y la buena tortilla que mi madre me iba a hacer con el aceite de oliva y los huevos frescos del corral del patio trasero de mi casa. Domingo me llenó de patatas una pequeña talega y él completó dos sacos de yute que cargó sobre los lomos de su acémila. Subimos el burro, Domingo y yo, de las huertas; arrancamos los pellos de arcilla que se habían pegado en los talones. Domingo en su huerta era el universo cristiano de la paciencia, deshojando los días desde su casa a la huerta y viceversa, siempre ligado a las hortalizas de su tierra. El sábado se afeitaba en la barbería de Pablo y el domingo se perdía Domingo rezando entre la naturaleza.

José Javier Rodríguez Alcaide.

(*) La imagen corresponde a una huerta de Castro, en el año 2004.

Mi vecino el hortelano

LECTURA ININTERRUMPIDA DE VALVERDE Y PERALES

Con motivo del Día Internacional del Libro, y coincidiendo con el centenario del fallecimiento de Francisco Valverde y Perales, hoy se está celebrando en el colegio Valverde y Perales una lectura ininterrumpida de la ‘Historia de la Villa de Baena’, organizada por el Centro de Documentación Juan Alfonso de Baena y la participación de los distintos centros de la localidad.
La lectura se inició a las 9.30 horas y se prevé finalizar sobre las 14.00 horas. Intervendrán, por orden de participación, los siguientes centros: CEIP Juan Alfonso de Baena, IES Luis Carrillo de Sotomayor, Colegio Espíritu Santo, SAFA-La Milagrosa, SAFA, CEIP Virrey del Pino y CEIP Valverde y Perales. Cada alumno leerá dos minutos, de modo que cada centro escolar, que participará con 15 alumnos, estará leyendo media hora y otros 15 alumnos irán de acompañantes.
El Grupo Cultural Amador de los Ríos se une a esta gran iniciativa que une a todos los baenenses, a través de la juventud, con la obra del ilustre historiador.

Historia villa Baena

UNA CALLE PARA ALFONSO TORRICO LOMEÑA

El Grupo Cultural Amador de los Ríos entregó el 29 de abril de 2011 en el registro del Ayuntamiento de Baena un escrito, acompañado de 1.125 firmas de adhesión, en el que solicitaba que se rotulase una calle que recordara la memoria de Alfonso Torrico Lomeña. Casi dos años después y cuando se va a cumplir el quinto aniversario del fallecimiento del Hijo Predilecto de Baena, aún no se ha producido confirmación definitiva de que se vaya a adoptar este acuerdo. Esta asociación cultural está recibiendo solicitudes de información de numerosas personas preguntando por lo que ha sucedido con las firmas que se presentaron y si se va a proceder o no a la rotulación, ante lo que el Grupo Cultural sólo puede responder que es una decisión de Alcaldía. La única información que hemos recibido en estos dos años es que se estaba pendiente de un desarrollo urbanístico para ubicar la calle en la zona más moderna de la localidad. En el documento de petición que se presentó hace dos años se remarcaba que el Grupo Cultural había aprobado en su asamblea general del 28 de diciembre de 2008 iniciar la recogida de firmas para que se rotulara una calle que reconociera la trayectoria de Alfonso Torrico Lomeña. La asociación recordaba que el 29 de octubre de 1973 el Ayuntamiento acordó su nombramiento como hijo predilecto por sus esfuerzos en respaldar muchas demandas de la localidad y promocionar laboralmente a numerosos paisanos.
Este baenense, que había nacido en 1927 y falleció el 27 de abril de 2008, fue calificado entonces como un “hombre sencillo, leal, sincero, cordial, con extraordinario don de gentes y gran capacidad de relación, siempre estuvo, con absoluto desprendimiento, (…), al servicio de Baena, y de los baenenses…”. El Grupo Amador de los Ríos ha venido trabajando desde hace cinco años en las gestiones para que se rotulara la calle que recordase la figura de una persona que contribuyó a la reversión al Ayuntamiento de una parcela de más de 10.000 metros cuadrados de terreno, donde se construyeron cien viviendas. Además, su influencia familiar ayudó a que se construyera en Baena el colegio de enseñanza media del Espíritu Santo. A estas iniciativas se unieron las gestiones con la Diputación de Córdoba para la repoblación de las laderas de Baena y su “permanente” colaboración con la localidad. Junto a estas iniciativas, el Grupo Cultural destaca su calidad humana, su sencillez, modestia y compromiso con Baena. Precisamente, la asociación cultural presentó el libro Baena durante la Segunda República. Sus Ayuntamientos, escrito por Torrico Lomeña y que es la publicación “más completa sobre este periodo histórico”. El Grupo Amador de los Ríos, de acuerdo con la familia de Alfonso Torrico Lomeña, destinó todos los ingresos al convento de Madre de Díos.
Transcurrido todo este tiempo, el Grupo Cultural Amador de los Ríos sólo puede agradecer el apoyo y el interés que han mostrado centenares de baenenses para que se rotulara una calle que recordara al Hijo Predilecto de Baena. A todos mostramos nuestra gratitud por el respaldo mostrado.

Alfonso Torrico

EXPOSICIÓN DE PACO ARIZA EN FILOSOFÍA Y LETRAS

El pintor baenense Paco Ariza, hijo predilecto de Baena y miembro del Grupo Cultural Amador de los Ríos, ha expuesto durante este fin de semana una muestra de su obra durante la celebración de la iniciativa ‘Reflejos de Baena en Córdoba’. Ariza, el pintor más importante de Baena durante el siglo XX, mantiene una gran actividad creativa. Junto a sus paisajes aéreos de la Campiña, de trigo y olivar, ha sido posible conocer algunas de sus últimas obras inmersas en la experimentación de técnica y material. La muestra, que ha estado expuesta en la Facultad de Filosofía y Letras, ha sido muy visitada. Paco Ariza prepara ya una exposición monográfica sobre el olivo que se abrirá en la sede del consejo regulador de la denominación de origen Baena.
En la iniciativa ‘Reflejos’ también ha mostrado una selección de obras el Museo Cervantes de Baena, que está dirigido por Manuel Cubillo Pérez.

Expo Paco Ariza

LIBROS DE BAENENSES (II). FRANCISCO VALVERDE Y PERALES

Con motivo del centenario de la muerte de Francisco Valverde y Perales, se ha editado un volumen con cuatro conferencias en las que se analizan las facetas de historiador, arqueólogo, poeta y militar del historiador baenense. El volumen, bajo la coordinación de Jesús L. Serrano, integra cuatro conferencias de Manuel Horcas Gálvez, José Antonio Morena López, José María Ocaña Vergara y Luis Miguel Serrano López. El libro, que lleva el título de “Primer centenario de la muerte de Francisco Valverde y Perales (1848-1913)”, ha sido editado por el Centro de Documentación Juan Alfonso de Baena. Se inicia con una presentación sobre los actos llevados a cabo por el Centro de Documentación para conmemorar el centenario del fallecimiento del historiador, para continuar después con una introducción biográfica de Jesús Serrano. Después se recogen las ponencias de los cuatro investigadores que analizar los pilares de la obra y trayectoria vital de Valverde y Perales.

A todas las publicaciones de Valverde y Perales se puede acceder a través de la página web del Centro de Documentación Juan Alfonso de Baena.
juanalfonsodebaena.org/

Libros baenenses V y Perales

CONFERENCIA DE JESÚS SERRANO EN CÓRDOBA

El director del Centro de Documentación Juan Alfonso de Baena, Jesús L. Serrano, ha disertado hoy sobre la labor que viene llevando cabo la fundación municipal. El acto se incluye en las jornadas ‘Reflejos de Baena en Córdoba’. Jesús Serrano, miembro del Grupo Amador de los Ríos, destacó la difusión nacional e internacional que está alcanzando el Centro y algunos de los próximos proyectos que acometerá la fundación.

Conferencia Jesús Serrano

PREMIO PARA LA COOPERATIVA JESÚS NAZARENO

La cooperativa Jesús Nazareno de Baena ha conseguido el premio al mejor stand en la trigésima edición de la cata del vino que se celebra hasta el domingo en la Diputación de Córdoba. La vitivinícola baenense, que espera vender durante estos días alrededor de mil botellas de sus distintos caldos, es una de las más reconocidas y de mayor atractivo de la cata por la calidad de sus vinos. No obstante, el gran objetivo de su participación es seguir difundiendo y dando a conocer la idiosincrasia de los caldos de Baena en una cooperativa que es de las que pagan mejor el kilo de la uva a sus socios.
En Baena se cultivan en la actualidad 78 hectáreas y existen 72 viticultores. Su vino estrella es ‘Cancionero’, aunque también está teniendo una gran aceptación el ‘Fino Baena’.
En la imagen, Juan Carlos Garrido, que está al frente del stand de la cata de la cooperativa.

Cata de vino

LIBROS DE BAENENSES. ANTONIO BERMÚDEZ CAÑETE.

Con motivo del Día Internacional del Libro, que se celebra el 23 de abril, recomendaremos una serie de libros de autores baenenses en los próximos días y extraeremos un texto del mismo. El primero que seleccionamos es “Antonio Bermúdez Cañete. Periodista, Economista, Político”, publicado por la Editorial Actas en 2008 y que es un análisis biográfico de varios profesores universitarios sobre el intelectual baenense fallecido en 1936. El texto que hemos seleccionado es una reflexión sobre la situación de la juventud en los años veinte del pasado siglo, tomando como referencia Baena. Es un artículo que publicó Antonio Bermúdez Cañete en enero de 1928 en el periódico ‘El Debate’.

“Hacia la reforma de nuestra Universidad. La selección de la juventud
En varios Tratados extranjeros y en algunos trabajillos míos está ya expuesto un principio, aunque elemental, olvidado. Todo periodo de acumulación de riqueza —de engrandecimiento económico— va seguido de un robustecimiento intelectual: Esto se entrevé en Oriente y Grecia, se aprecia claramente en el renacimiento italiano y hoy se está verificando en Norte y aun Suramérica. La razón es fácil, casi obvia. La riqueza acumulada queda —por desgracia— más concentrada en algunas, privilegiadas manos. Éstas, mejor dicho, los hijos de éstas, encuéntranse en una ociosidad que les lleva a concentrarse en su inteligencia, a discurrir, a amar el lujo y el pensar. La ciencia y el arte son las manifestaciones necesarias de aquella regalada interior actividad: la civilización es un artículo de lujo.
La desigual distribución de la riqueza, que socialmente irrita, deberá, pues, excusarse en nombre del espíritu, por el perfeccionamiento que a éste trae. Lo malo es contemplar una riqueza socialmente peligrosa, y que, no obstante, casi nada aporta al progreso científico —técnico después y al fin económico— de la nación. Tal me parece a mí el caso de buena parte de España. Como quisiera equivocarme, aquí van mis razones o pruebas que están deseando refutación.
De la Europa, donde la juventud burguesa —y aun la proletaria que puede— va a la Universidad o Escuela Superior, ávida de aprender a investigar para producir algo nuevo en la ciencia pura o en la aplicación técnica, yo he venido a pasar la Navidad fraterna a mi pueblo —grande y rico— en la luminosa Andalucía. Sin quererlo yo, me he puesto a mirar y pensar en la formación y selección de su juventud. Verás, lector, lo que he sacado.
En estos pueblos la única fuente apreciable de riqueza es la agricultura. La tierra, por desgracia de pretéritas donaciones reales y por obra de la desamortización, encuéntrase desigualmente —muy desigualmente— distribuida. Las tierras que no pertenecen al gran terrateniente son propiedad —en pueblos de 15 a 20.000 almas— de unas 40 a 100 personas. Éstas poseen cuatro quintos de todo el término. El resto se divide en diminutas “hazas” que producen a sus poseedores… el espiritual placer de llamarse propietarios. Ni estos jornaleros de hecho, ni la intermedia artesanía, cuentan con más de 3.000 pesetas anuales —¡como máximo!— de ingresos. Los propietarios o —arrendadores de las grandes propiedades— poseen una renta —¡como mínimo! — de unas 15.000 pesetas. Dos tercios de ellos ganan al año de 65.000 a 150.000 pesetas.
Los hijos de esta burguesía, parece natural que, teniendo asegurado su ordinario sustento, fuesen a la Escuela Superior con propósito de, o bien dedicarse a la ciencia pura, o bien aprender técnica agrícola. ¿Ocurre esto en realidad?
El niño rico se “educa” —sin excepción— por manos mercenarias y en internados. Aunque, gracias a Dios, predominan los ejemplarmente dirigidos por religiosos, hay muchos organizados como negocio. Desde el colegio el niño empieza a oír unas palabras que van adquiriendo categoría de evangelio. “¡Hay que colocarse!”, se le dice en su casa, se repite entre amigos y se impone en la práctica. “Hay que colocarse” porque colocarse significa un “sueldo”, no pingüe pero seguro, un trabajo de pocas horas y amplios permisos, una buena novia, una prominencia social. “Hay que colocarse dentro del Estado”, que no se queja; que apenas si exige, que se deja engañar y que nunca engaña en sus promesas y en sus pagas. El muchacho listo, el de las “matrículas”, ése será el que vaya a la notaría, al registro, a la ingeniería oficinesca del Estado. En pos de él camina una mayoría de “muchachos aplicados”, que, aunque no se hacen abogados en dos años, consiguen sacar su “carrera”. Éstos se contentan con alguna “colocación” de segundo orden en la aristócrata burocracia nacional.
Muchos de ellos no pueden, sin embargo, “sacar la oposición”: “han estudiado” pero se “azaran” ante el tribunal. Algunos, antes de la oposición, hacen el descubrimiento de que con el mucho estudiar les duele la cabeza. Total, no queda más recurso que volver al pueblo y “dedicarse a la labor” (la agricultura). Junto a este grupo, quedó aún una minoría incompatible con el estudio; de los que no pudieron “ni aun ser abogados”. A esos menos, con las consiguientes y muy honrosas excepciones, está encomendada la tarea de la producción nacional, y España, que es por ahora y prominentemente un país agrícola, tiene una mayoría de “empresarios” agrícolas sin formación superior o con la formación jurídica de las Facultades de Derecho.
Si yo no me equivoco, en España se está verificando continuamente una diferenciación de su juventud con arreglo al siguiente plan, expuesto, claro es, en términos muy generales: “Los aptos, los aplicados, a hacer oposiciones; los menos aptos, dedicados a la creadora tarea del producir”. ¿Adónde iremos por tal camino?”.

Libros de baenenses A Bermdez C

CONCIERTO EN PRIEGO

Os incluimos la siguiente información que nos han remitido para ver si podíamos difundirla en la página del grupo:

«El flautista flamenco Sergio de Lope presenta «FIFTY FIFTY». Jazz y Flamenco. Tendrá lugar en el Teatro Victoria de Priego de Córdoba el viernes 26 de abril a las 21.15 horas. Participarán: Alberto Lopez (guitarra flamenca), Delia Membrive (cante), Daniel Navarro (baile), Alfonso Aroca (piano), Antonio del Caño (contrabajo), Javier Rabadán (percusión) y Sara Corea (coros).
Sinopsis: Este proyecto pone en entredicho la idea de “lo puro” en música y exalta el concepto que afirma que en la mezcla está el gusto. En él podemos encontrar las composiciones más íntimas, fruto de las vivencias y experiencias más flamencas y jazzeras. Por otro lado, nace la idea de mezclar estándares de Jazz con cantes flamencos, haciendo una fusión natural. Se interpretarán temas de Dizzy Gillespie, Duke Ellington o Antonio Carlos Jobim, sonando junto a bulerías de la Fernanda y Bernarda de Utrera o Caracoles de Fosforito.
“Fifty Fifty” contrapone por un lado piano, contrabajo y batería, por otro la guitarra flamenca, el cante, el baile y en el medio la flauta flamenca y el saxofón de Sergio de Lope, que durante 1 hora y 30 minutos nos argumentará que la música ni se crea ni se destruye, se transforma».

El flautista flamenco

CAIRUÁN. PROYECTO EDUCATIVO

«En el IES Averroes siempre se ha procurado que la educación no quede exclusivamente en las aulas, caracterizándonos por ofrecer una variada gama de actividades y propuestas que completen la formación integral de nuestro alumnado. Entendemos que las fuentes de aprendizaje más importantes son las que proporciona la experiencia de lo cotidiano y abrir las puertas de nuestro centro al mundo es una de nuestras señas de identidad.

Desde muy temprano, finales de los años 80, el Arte forma parte de nuestra enseñanza de forma permanente y directa. Así, apostamos por la creación de una galería de arte: La Sala Tríptico. Entendemos que la expresión artística en las diversas formas que adopte: pintura, escultura, fotografía, artesanía, vídeo, cómic, etc. ha de llegar a las personas que integramos esta Comunidad Educativa, y, si es posible, de la mano de los propios artistas. La apertura al barrio, sus asociaciones y sus gentes, completan esta concepción de lo público. Y con este espíritu, llevamos años invitando a que nuestra galería se llene de estas manifestaciones, pues, en parte, la labor educativa y la creación artística tiene mucho en común.

En este caso Pepe Cañete, compañero de nuestro centro, reúne ambos artes: el de educar con vocación y el de pintar con devoción. Nuestra suerte es poder contar con él en las dos facetas: la de artista y la de docente. Y que sea él quien nos acerque a través de su pintura a otros mundos.

Pepe ya expuso La “Serie Cairuán” en 1996 en la galería de Cajasur Reyes Católicos. Volver a exponer parte de ella, y algunas obras inéditas, en nuestro centro educativo, se debe a dos razones: la primera es considerar las grandes posibilidades educativas que estas obras ofrecen; la segunda es permitir el análisis de la serie desde un punto de vista histórico, es decir, teniendo en cuenta toda la experiencia que aconteció en el momento de su exposición.

El afán de los docentes, especialmente los que imparten Historia, Literatura o Arte, es que su alumnado logre analizar y comentar un cuadro con unas pautas determinadas, de la misma forma que se hace con un texto literario.

En esta exposición, en su dimensión más didáctica, pretendemos lo mismo: las obras expuestas, se caracterizan por la abundancia de elementos plásticos, donde el alumnado y el público en general, podrá discernir entre diferentes estilos, composiciones, técnicas, materiales, soportes, ritmos de colores, etc. Al mismo tiempo se podrá asimilar las diversas interpretaciones de las obras, tanto desde un punto de vista ecológico, como social o urbanístico. Por otra parte, será un soporte clave, la utilización de materiales, críticas, opiniones y vídeos que se hicieron en su momento y que nos servirán para completar mejor, el comentario de cada una de las obras expuestas. Estos dos pilares didácticos: elementos plásticos e historia, facilitará al alumnado poder comentar de manera más comprensiva la propia obra y poder extraer sus propias conclusiones.

Lo expuesto se concreta en una guía didáctica sobre la exposición, que contribuirá a facilitar el comentario sobre las obras.

Desde el IES Averroes queremos agradecer a Pepe Cañete esta iniciativa, al compartir su obra con todos nosotros y al ofrecer ser él mismo, el Séneca de este viaje por su obra.»

Pedro Moreno
Director del IES Averroes

Cairuán proyecto educativo. Catálogo PEPE CAÑETE

Proyecto Cairuan

RUTA DE VALVERDE Y PERALES: 27 DE ABRIL

El Grupo Cultural Amador de los Ríos, bajo la organización del Centro de Documentación Juan Alfonso de Baena y el patrocinio del Ayuntamiento de Baena, invita a todas las personas que se quieran incorporar a participar en la Ruta de Valverde y Perales, que recorreremos el sábado 27 de abril, a partir de las 12.00 horas. La salida tendrá lugar desde la Plaza Francisco Valverde o Plaza Vieja. Todos los interesados sólo tienen que comunicarlo a través de esta página. Esperamos que las lluvias no aparezcan como sucedió en febrero, cuando tuvimos que suspender la actividad.
En la imagen, casa donde nació Valverde y Perales, en la Plaza Vieja, que lleva ahora su nombre.

Os dejamos una síntesis del recorrido:
CENTENARIO_VALVERDE/LUGARES

Ruta Valverde y Perales

LA FIESTA DE LA LECHUGA

por José Javier Rodríguez Alcaide (*)

El lunes de Pascua de Resurrección, a mediados de Abril, entre la muchedumbre, que desde San Francisco bajaba al Marbella, estaba yo con mis padres. A lo largo del agua estancada de la azuda y entre juncias y juncales se agitaban los baenenses festivos, alegres, que llevaban consigo las canastas con algunas vituallas. Mis amigos y yo, animados por el gozo de estar al aire libre en las huertas, con nuestras piernas delgadas de tanto subir y bajar cuestas, pálidas y huesudas, alborotábamos y corríamos por senderos y regueros de las huertas. Los mayores, como mis padres, compraban cogollos blancos y dorados de lechugas que se lavaban con el agua que corría por el canalillo de desagüe de la azuda. Los más viejos avanzaban lentamente con sus piernas cansadas por la pendiente de la cuesta. No había mozuelos y mozuelas pues se habían despistado entre los tarajes de las riberas. Con no mucha frecuencia pasaban algún burro o alguna mula camino de las más alejadas huertas, meciendo sus serones a lo largo de la ribera del Marbella. Recuerdo a un ambulante vendiendo garbanzos tostados y altramuces, bajo un sol radiante de primavera en un cielo azul rutilante. El cogollo de la lechuga fresca, recién lavada, me sabía a gloria, si mi madre le sacudía en sus hojas un microsurtidor de sal. Saciaba el hambre mucho más si mi madre me daba medio huevo duro que el día anterior había hervido al baño María.
Era peligroso aventurarse al lado del agua estancada de la azuda. Lo mejor era sentarse en una piedra y no intentar meter los pies en el remanso. Risotadas y griterío de niños y murmullo de los mayores, que acompañaban al mediodía a la lechuga con un trago de vino. Yo no recuerdo que hubiera bocadillos ni cervezas, porque esas dos viandas no estaban en el entorno de mi niñez en Baena. Yo recuerdo el limpio cielo azul y a mi padre fumando un cigarro que había liado con papel de fumar y picadura de tabaco en una maquinilla especial que teníamos en casa.
A eso de las cuatro de la tarde volvíamos de las huertas con el rostro cansado, sudoroso, alegre, tras haber correteado y jugado como si estuviésemos en un campo de batalla. Algunos se quedaron hasta el crepúsculo de la tarde, pero jamás fuimos los niños que regresábamos a casa con nuestros padres.
Supongo que a la caída del sol el murmullo en las huertas sería imperceptible. Yo aguardaba la oscuridad de ese día en la quietud del patio “emporlado” de mi casa. Todavía tengo grabada en mi memoria gustativa es sabor de la hoja fría, fresca y dorada de la lechuga y en la olfativa los olores a yerbabuena y a estiércol de las huertas y el caminar cansino del mulo, tirado del cabestro por Domingo Ortiz, de regreso a la cuadra de su casa. Sentado en el dintel de la puerta de mi casa, Domingo subía acansinado, mientras yo lo observaba, y con los dientes arrancaba las pellas blancas de las hojas de los alcauciles tardíos que trajimos de las huertas y que mi madre depositó en el alcadafe.
Y en un baño de cinc, lleno de agua y calentando al sol abrileño, mi madre me enjabonaba para limpiar mi cuerpo sudoroso y aparecer el martes de Pascua de Resurrección bien aseado en el Colegio de los Jesuitas, sito en calle Mesones.

(*) Hijo predilecto de Baena.

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