Incluimos el inicio del nuevo artículo de Francisco Expósito para ‘Cancionero’. Recuerda la celebración del décimo aniversario de la inauguración de las obras de restauración de la iglesia de Santa María la Mayor. El próximo Jueves Santo hará 10 años desde que se reabriera con todo su esplendor el templo baenense. La fotografía fue tomada el 28 de marzo de 2003 por José Carlos Priego, al que agradecemos que nos la haya facilitado. En la imagen se observa en la primera fila a Virgilio Olmo, uno de los grandes impulsores de la recuperación, junto a otras autoridades.
«El 28 de marzo de 2003 se inauguró la restauración de la iglesia de Santa María la Mayor. Culminaban las obras iniciadas en 1999 y se ponía fin a una larga espera de la sociedad baenense. La intervención, bajo el proyecto del arquitecto Jerónimo Sanz, se encontró durante el camino con grandes dificultades para coordinar los esfuerzos de las distintas administraciones y entidades que colaboraron (Obispado de Córdoba, Junta de Andalucía, Cajasur y Ayuntamiento de Baena), a lo que hubo que unir los retrasos que se produjeron al ser necesaria la ampliación del presupuesto inicial. La restauración requirió 2,19 millones de euros y un ingente esfuerzo que fue canalizado desde décadas anteriores por el cura párroco Virgilio Olmo Relaño, que encontró en el Ayuntamiento presidido por Luis Moreno Castro un firme respaldo que hizo posible culminar lo que tanto habían deseado los baenenses. Se da la coincidencia de que este Jueves Santo se cumple el décimo aniversario de una de las grandes efemérides para el municipio, tanto por lo que implicaba simbólicamente de cauterización de una de las últimas heridas abiertas por la guerra civil, como por la importancia que suponía para la localidad recuperar uno de sus monumentos más importantes. Más de mil personas asistieron en la noche del 28 de marzo de 2003 al acto. Las palabras del entonces alcalde, Luis Moreno, plasmaban los deseos de muchos baenenses: “La democracia nos ha devuelto Santa María”. El alcalde socialista remarcó que el primer monumento de la ciudad se convertía en “el símbolo de la reconciliación entre hermanos para siempre”.
Uno de los que estaban más felices era don Virgilio, el cura que llegó a Baena en 1965 al ser nombrado coadjutor en la iglesia de San Bartolomé y capellán de San Francisco. Cinco años después fue designado párroco de Santa María la Mayor, aunque en aquellas fechas el templo se encontraba en ruinas, por lo que ejerció en la iglesia auxiliar. Eran años en los que desde la revista ‘Tambor’ se venía reivindicando la recuperación de la iglesia mayor tras los graves daños sufridos el 23 de julio de 1936 y el abandono durante más de tres décadas. Incluso se llegaba a decir que si se hubiera actuado poco después los daños hubieran sido menores: “(…) dadas sus proporciones y su magnífica fábrica de piedra solo quedó destruido el coro, con sus soberbias tallas del artesonado y sillería, parte de la techumbre y los retablos. El conjunto del templo, en sí, apenas sufrió daños. Su reparación, entonces, hubiera sido cosa insignificante, pero…” (‘Tambor’, junio de 1963). Antonio Ramos Asensio había emprendido, junto a los Amigos del Arte, una campaña para la restauración del templo desde mediados de los sesenta, aunque las dificultades que se presentaron parecían no dejar ver la luz. La intervención del escritor José María Pemán, consuegro de Antonio Ramos, impulsó la declaración en 1971 como monumento artístico (…)».