Protección para reconocer su importancia artística y fondos para evitar el deterioro del patrimonio del convento de Madre de Dios. El Grupo Cultural Amador de los Ríos ha solicitado que se proteja como Bien de Interés Cultural (BIC) la iglesia conventual, pero también que se estudie el estado del templo y se acometan las obras necesarias para evitar un daño irreparable. Estas dos peticiones, cosas de la vida, ya las hacía hace ahora casi 85 años el periodista Fernando Vázquez Ocaña en un artículo que publicaba en el ‘Diario Liberal’ en abril de 1929. Incluimos a continuación un extracto del texto en el que hace referencia a estas dos cuestiones:
“(…) Un poco os inquieta [se refiere a las monjas de clausura del convento de Madre de Dios], es verdad, que las monjitas de abajo, las del Espíritu Santo, hagan sentir su rivalidad. También os inquieta el anuncio de la llegada de los Salesianos, que quieren asimismo poner escuela. ¿Qué será, entonces de vuestra soledad inspirada por el amor de enseñar? No podréis acabar las obras iniciadas en el convento. Hasta la vida mística suele hacerse difícil. Por eso, recordabais la promesa de ciertos señores de Córdoba, que en una visita, reciente, al convento, prometieron dos cosas: que el Estado hiciera monumento nacional ese verdadero monumento de poesía, y que la Diputación concediera una subvención a vuestro pío colegio.
Pero yo soy periodista y voy a recordarles a don Rafael Cruz Conde, alcalde de Córdoba; a don Enrique Romero de Torres, comisario de Bellas Artes, y a don Antonio Castilla Abril, presidente de la Diputación, lo que vuestra comunidad espera de ellos. El anterior gobernador civil, don Antonio Almagro Méndez, se marchó y no pudo intervenir en la realización de la promesa. Pero quedan los otros visitantes, y me consta que sus promesas no son vanas”.
Después llegaría la Guerra Civil y el gran deterioro que sufrió el convento y la iglesia al ser incendiados. No sería hasta finales de los años cincuenta del pasado siglo cuando se emprendió la restauración que permitió abrir al culto de nuevo la iglesia, lo que permitió regresaran las monjas de clausura a Madre de Dios.
Comentario: F. Expósito.