El pontificado de Juan Pablo II tuvo para Baena una especial importancia por el protagonismo que alcanzaron dos de sus hijos en los últimos veinte años. El Papa polaco canonizó en 1988 al dominico baenense Fray Domingo de Henares en una ceremonia que congregó a numerosos baenenses en la plaza de San Pedro de Roma, pero también nombró cardenal a Julián Herranz Casado en 2003, como hemos visto en alguna información publicada con anterioridad en esta página.
Con motivo de la santificación de Domingo de Henares, doscientos baenenses se desplazaron a Roma en cuatro autobuses para asistir al acto que se celebró el 19 de junio de 1988.
Santo Domingo de Henares fue un dominico que en el siglo XIX propagó la fe católica en Vietnam y que murió martirizado junto a otros 117 cristianos en la antigua Tonkín. Había nacido en Baena el 19 de diciembre de 1766, por lo que en 2016 se celebra el 250 aniversario de su nacimiento, y murió el 25 de junio de 1838. El Papa León XIII lo beatificó el 27 de mayo de 1900 junto a otros 64 mártires.
Domingo de Henares fue bautizado en la iglesia de San Bartolomé de Baena el 21 de diciembre de 1766 y el 30 de agosto de 1783 tomó el hábito dominico. El fraile baenense fue asignado a las misiones, llegando a Filipinas el 9 de julio de 1786. A finales de 1789 se ordenó presbítero, siendo destinado a las misiones de Tonkín. Consagrado como obispo el 9 de enero de 1802, fue detenido el 9 de junio de 1838 y sentenciado a muerte. A la una de la tarde del 25 de junio de 1838 fue decapitado.
Comentario: F. Expósito.
Foto: Algunos de los baenenses que se desplazaron a Roma. Juan Torrico Lomeña incluyó esta fotografía en su libro ‘Crónicas de mi pueblo. Baena’, publicado por Gráficas Cañete en 1997.