EN SU REGRESO A BAENA Y A LA IGLESIA DE SAN BARTOLOMÉ
Queridos paisanos:
El recuerdo es, a veces, más bello que la vida.
Hacia mi infancia en Baena he vuelto
mi rostro con sonrisa.
La alegría ha vencido a mi pena,
porque palabras de amor rebosan el alma mía
cuando a San Bartolomé he vuelto
en esta tarde sabatina.
PLAZA VIEJA
¿Qué ocurre en sus casas
cuando paseo por la plaza, en silencio?
Todo está quieto y hermético
y el alma de sus casas
se despierta de noche en su misterio.
Yo amé de la plaza vieja su silencio,
porque a media voz
me contaba su secreto
y porque su atracción maternal
se metía en el tuétano insondable
de mi esqueleto.
Allí vivían gentes, ricas en tiempo,
y ahora, al cruzar esa plaza me detengo
a mirar aquella mi casa
y a la luna como sol en el cielo.
MARBELLA
Rival del olivo que lo besa,
suena a ruiseñor y a alondra;
las mieses de abril y marzo
le hilan cuaresmales su corona.
Fuente clara frente a la aridez de su sierra;
sus aguas, que son alas puras de su aurora.
Marbella que canta fiel a sus glorias,
aguas, que riegan al olivar sombrío,
aguas de viñas y de norias.
Marbella del Nazareno entre dos luces
cuando viernes Santo está entre dos sombras.
PUENTE PUERTA CÓRDOBA
Sobre sus muros viejos,
de estrecho puente y en ruinas
paseaban los jornaleros cada día
alabando la dura vida.
Sobre sus viejos muros,
de puente estrecho y en ruinas,
desde mi infancia nacen
junto al puente,
recuerdos que suspiran.
¡Qué amoroso recuerdo,
qué clara sonrisa
la del alba clara
entre olivas verdes
y su verde oliva!
CALLE DE PEDRO GÁLVEZ EN 1950
Camino solitario,
que vas al de Mesones;
llévame hasta la Almedina
que perfuma de oro la tarde.
Eres como seco río,
por tan pedregoso cauce
mi niñez fue dulce vida
de ensueños en tus umbrales.
Camino, de polvo y piedras,
retorcido, mañana y tarde,
calle empinada, solitaria,
que conmigo ibas soñando,
lentamente, por Pedro Gálvez.
¡Ay, extraña calle de Pedro Gálvez!
José Javier Rodríguez Alcaide
14 de diciembre de 2013
Iglesia de San Bartolomé de Baena