PREGUNTAMOS PARA QUE DEIS VUESTRA OPINIÓN
Por Jesús L. Serrano Reyes (*)
Acomodar el patrimonio histórico a la actualidad requiere de un tacto y un conocimiento científico adecuado que evite la primacía de una perspectiva moderna que distorsione el valor histórico de cualquier elemento patrimonial sobre el que se actúe.
Una sociedad civilizada, amante de su riqueza histórica y que tenga como lema en el frontispicio de sus ideales que aspira a que la cultura sea su norte en el desarrollo social y económico, debe ser muy cuidadosa en su actuación sobre el patrimonio. Desequilibrar la balanza de manera notable y notoria entre los conceptos de restauración y reconstrucción, por ejemplo, puede conllevar un daño irremediable para el pasado, por una infidelidad desmesurada y para el futuro, por un desaguisado difícil de remediar.
La huella que cada época sobre las anteriores debe ser bien moderada y bien medida. Un ejemplo bien resonante es el de la Mezquita de Córdoba.
En el caso del traslado del monumento en homenaje a Amador está muy claro que éste ha sido inadecuado. En ningún caso se justifica por conseguir la ilación del nombre de la plaza con el de la calle. Por otra parte, la pérdida de las escalinatas y también de la leyenda que hoy tapa la tierra y el césped, han desvirtuado excesivamente el valor escultórico e histórico del monumento.
¿Qué hacer? Que se viera este conjunto monumental expuesto a un concurso de ideas para su recolocación, me parecería desprestigiarlo todavía más. La figura y obra de José Amador de los Ríos, como se quejaba su amigo Juan Valera en el prólogo que le escribió a su obra Poesías (1880, pág. IX) no ha sido reconocida en Baena como se merece. El traslado del monumento más emblemático que pretendía ese reconocimiento, y con las modificaciones aludidas, debiera ser corregido cuanto antes.
(*) Jesús L. Serrano Reyes es director del Centro de Documentación Juan Alfonso de Baena.
Nota: La imagen ha sido facilitada por Miguel Párraga. Aparece una amplia representación de la familia Gálvez.