por José Javier Rodríguez Alcaide
Las alcaparras en los cortados de Baena son sus melenas.
Señales de la hospitalidad de su Naturaleza.
Generosa invitación para el hambriento y para quienes
quieren degustar el pan místico de mi tierra.
Esa melena verde, dejada sobre el ocre de la carretera,
es la hospitalidad de Baena que se ofrece no sólo al extraño
sino al amante del aire libre y de nuestras huertas.
El verdor deslizante de las alcaparras no es palo de diablo
ni cabriola ni tapenera sino alegría de mi pueblo, Baena
que se llena de rojo cuando el sol sale y de plata
cuando la luna llena le sonríe en primavera.