Hemos preparado un nuevo boletín en el que recordamos a Adolfo Suárez, fallecido hoy, a través de la memoria de José Javier Rodríguez Alcaide:
MIS RECUERDOS DE SUÁREZ Y BAENA
Curiosamente el futuro es una concatenación de causalidades en momentos en que la vida es raqueta con varias salidas, direcciones y encrucijadas. Adolfo Suárez fue esa persona que se encontró en la encrucijada de pasar de una dictadura a una democracia. En esa búsqueda de salidas yo me encontré con él porque, desde el día en que muriera Franco, inicié con don Manuel Clavero en Sevilla y junto a otros en Córdoba la siembra de un partido político que luego en enero de 1977 se denominó Partido Social Liberal Andaluz, que luego se coaligó con otros en lo que se llamó UCD. Ésta es la primera causa de mi primer encuentro con don Adolfo Suárez en su calidad de presidente de Unión de Centro Democrático y yo de la formación provincial en Córdoba.
Una ola lleva a otra ola. Mi formación en economía agraria y en veterinaria la consideró Adolfo Suárez, a propuesta de Jaime Lamo de Espinosa, ingeniero agrónomo, idónea técnica y políticamente para ayudar al Ministro de Agricultura en cuestiones relacionadas con las organizaciones agrarias. Como secretario general técnico de Agricultura y diputado en el Congreso tuve ocasión de conocer al señor Suárez en cuestiones de gobierno de la nación y en cuestiones de partido político.
Un tronco te conduce a una rama y esa rama a otra rama más pequeña, como árbol decisional para lograr una meta. Mi buena reputación ante Jaime Lamo de Espinosa, Fernando Abril Martorell, también ingeniero agrónomo y vicepresidente del gobierno, y Adolfo Suárez permitió que mi labor de procura cuajase en el reconocimiento para la zona Baena de la excelsa calidad de sus aceites vírgenes de oliva, cuya causa motora fuera que yo era natural de Baena.
A pesar de mis diferencias con Adolfo Suárez sobre qué votar en el referéndum de la autonomía de Andalucía, pues yo apostaba por el artículo 151 y UCD por la vía del 143, mi amistad prosiguió personal y políticamente hasta tal punto que le seguí en su formación del Centro Democrático y Social, CDS, participando personal, activa y materialmente en la organización de ese partido a nivel provincial en Córdoba. Fue una decisión basada en que él era una persona moderada, liberal-social, de concordia, de diálogo y de continuada búsqueda del pacto, que tanto escasea en estos momentos. La verdad política no revoloteaba en él ni cambiaba. Era unidad de España en la pluralidad, libertad y solidaridad balanceadas. Adolfo Suárez nunca tuvo esa cara postiza que otros políticos tenían y tienen; no era falsificación, no vivía en mentira permanente, que es estar en exilio. Se encontraba con todo el que se le acercaba aunque discreparan.
Él se retiró de la política en 1990. Yo mantuve contacto con él hasta que ya no me recordaba. En Navidad le enviaba, desde que se fundara Abasa, con cargo a mi peculio, una cajita de seis botellitas de cristal con aceite de oliva virgen de la denominación de origen, que él apoyara. A ese recuerdo siempre de puño y letra me contestaba alabando la calidad de los aceites de oliva que le enviaba. Luego, a partir de 1996, otros aceites de Baena yo le enviaba hasta que dejó un día de responderme de su puño y letra porque de mí no se acordaba. Señal fue del mal augurio de que la enfermedad le acechaba. En nuestras vidas no hay casualidades sino encrucijadas que se toman y se nos ofrecen para poder avanzar. Mi encuentro con Suárez fue causalidad y así el Gobierno que le sucedió y que presidió don Leopoldo Calvo Sotelo por nuestro encuentro llegó a reconocer que BAENA era y es zona excepcional de producción de aceite de oliva virgen.