Pueblo blanco, sosegado, al que desde el Marbella se le ve su alma, sube con dificultad hacia sus Almenas.
Se adivinan juncos y caracoles en las aguas del Marbella, que arañan las raíces de olivares, verdes, contra los ocres de sus peñas.
Paseando por sus riberas murmullan los olivos junto a sus huertas, mientras un viento suave sus copas refresca. Luces verdes, blancas, moradas como diademas.
Nada perturba el romanticismo que emana de un atardecer puro en Baena.
Yo disfruté de niño por los caminos terrizos que acompañan a los sinuosos caprichos del río Marbella.
Siempre recordaré la brisa, grata como una crema, en el atardecer de aquella Nochebuena.
José Javier Rodríguez Alcaide
Nochebuena de 2014.
Fotografía: Una escena del portal de Belén de José Antonio Esquinas, montado en 2013 en el colegio La Milagrosa, de Córdoba.