Por José Javier Rodríguez Alcaide (*)
No estuve presente en la exposición de Paco Ariza en Roquetas pero él tuvo la amabilidad de enviarme varias muestras de sus últimas creaciones allí expuestas. Por la repetida y serena observación de cada una de ellas he sido impulsado a escribir esta nota sobre la genialidad de este baenense, amigo de la infancia y convecino de la calle llana en Baena.
La estética moderna no admite una instancia superior, objetiva y autónoma, sino que se fundamenta enteramente en el artista que crea y en el observador que contempla y disfruta.
Las últimas aportaciones de Paco Ariza son producto de una mezcla de inteligencia y razón que el observador vive en su cerebro, por un lado, y que percibe sensorialmente, por otro, de modo que quien contempla su obra armoniza inteligencia y placer. Paco Ariza es un creador genial que produce placer en el observador de su genialidad. Cada una de sus obras es efluvio de su “yo”, revelación de su personalidad, exhibición de su mundo interior.
La obra de Paco Ariza es una demostración de la Naturaleza, del Cosmos como a él le gusta proclamar. Él mismo es fuerza inconsciente de ese Cosmos, sin dejar de actuar la libertad de su “yo”. A la subjetividad del creador Paco Ariza yo añado la mía como observador de su obra artística, jamás espejo de otro o de algo.
La última exposición de Paco Ariza en la costa almeriense es una producción sin reglas explícitas de su concepto porque el es un “favorecido” del Cosmos y un raro fenómenos, talento natural innato que pertenece a la Naturaleza, que le da la regla a su arte, aunque él no tiene reglas determinadas.
La Naturaleza crea a través de Paco Ariza o los dos coinciden al crear.
(*) José Javier Rodríguez Alcaide es catedrático emérito de la Universidad de Córdoba e Hijo Predilecto de Baena.