¿Esperar que los políticos y las administraciones nos ayuden y resuelvan es un mal endémico en el devenir de la idiosincrasia española? Que los ciudadanos hablemos o escribamos críticas puede promover la información y aliviar la desazón, pero esas acciones por sí mismas no resuelven los problemas sobre los que hablamos o escribimos.
Parafraseando a John F. Kennedy: no nos preguntemos que deberían hacer nuestros representantes por nosotros, porque en la mayoría de las ocasiones (como en esta) solo conseguiremos lo de siempre, el típico y tópico silencio político y administrativo que refleja desinterés, desdén y desidia (como magníficamente desarrolla en su artículo, así titulado –Desidia-, José Javier Rodríguez Alcaide).
No hace mucho el ínclito Sr. Trump dijo que “podría disparar a alguien en la Quinta Avenida y no perdería ningún voto”. Ante todo lo que nos ha caído encima y nos sigue cayendo a los españoles, ¿qué se podría decir aquí, en España? Algo he leído por ahí que, aunque escatológico, es quizás certero: “Nos mean encima y dicen que llueve”.
De modo que los ciudadanos más afectados por la no-ejecución-de-la-autovía
¿Acaso no hay colectivos, asociaciones, y agrupaciones suficientes en todos los pueblos por donde pasa este bodrio-ignominia-de-nacion
Seguimos esperando, fieles a la necrolatría, asentados en la necrofagia de la modernidad líquida donde todo fluye-cambia-y-se-volatili
¿A qué y a quién esperamos en esta necrópolis? ¿A Godot?
Por qué no simplemente no esperar
a ser ocasión de
un vertedero de palabras
(Samuel Beckett, “Cascando”)